martes, 23 de agosto de 2011

BARRY LYNDON (1975)


Un personaje, una época, una historia

La Guerra de los Siete Años (1756-1763) fue unos de los acontecimientos que marcaron el final de la Edad Moderna y la transición hacia el mundo contemporáneo. El ascenso de Gran Bretaña y Prusia en el siglo XVIII tenían unos objetivos claros: el control de Europa Central y las rutas marítimas comerciales en el Atlántico, y el control de América del Norte.

Es esta situación histórica-fin del Antiguo Régimen y el intento de las nobleza de no zozobrar ante los cambios que producen los nuevos tiempos- es donde se desarrolla la historia de una arribista, un "hombre de mundo", y que recuerda a otras memorables novelas biográficas como Moll Flanders, Tom Jones o Tristram Shandy.

Esa nostalgia del Antiguo Régimen es un acierto de esta Obra Maestra. Historia, Pintura, Literatura y Música se fusionan en un período crucial donde los cambios sociales, económicos y políticos serán la génesis de una nueva forma de interpretar el mundo.

Un aspecto importante del film es cómo Kubrick nos cuenta las andanzas de este espíritu romántico e idealista que pierde su inocencia a favor de un cinismo adulto con tal de llegar a medrar en un sociedad estamental cerrada a los no privilegiados.

El espectador se encuentra de esta forma imbuido en la intimidad de los personajes, con una visión pesimista y desencantada la condición humana y que es muy propia de Kubrick. Y esa manera de narrar nos cautiva, nos introduce en ese siglo, y a través de las magnífica iluminación reconocemos las pinturas de los artistas ingleses de aquella época: Reynolds, Gainsborough y Hogarth.

La reflexión más intensa que plantea esta película es cómo los acontecimientos históricos influyen en la vida de las personas, y cómo nosotros, como individuos formamos parte de esa Historia.

Película que nos conmueve al comprobar que nuestro héroe, a pesar de su cinismo, es un ser emotivo, como se puede comprobar en el amor que profesa a su hijo. ¡Y qué decir de ese destello de nobleza durante el duelo final!, nobleza que rematará su descenso final y le apartará de un sociedad a la que no pertenece; sí, pero una sociedad que a los pocos decenios se transformará radicalmente tras la Revolución Francesa


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