domingo, 30 de noviembre de 2008

RAMÓN CASAS


(Barcelona, 1866-id., 1932) Pintor y dibujante español. Se formó artísticamente en Barcelona con Joan Vicens y se perfeccionó en París, donde residió de 1890 a 1894, con Rusiñol y Utrillo, entre otros. En sus primeras obras plasmó interiores y exteriores parisinos empleando con soltura el toque y la concepción impresionista. A su regreso a Barcelona siguió cultivando esta tendencia inicial de su pintura, sobre todo en sus cuadros de interiores con figuras femeninas, pero se sintió atraído también por la pintura histórica, en particular por la plasmación de acontecimientos contemporáneos. Ello se concretó en cuadros de gran formato, con multitud de figuras y dotados, en algunos casos, de intensos efectos de dramatismo, como es el caso, por ejemplo, de Garrote vil, una de sus obras más conocidas. Las procesiones y los bailes populares se contaron también entre sus temas preferidos. Para dinamizar el ambiente artístico de la Barcelona de la época, en 1897, Rusiñol, Romeu, Utrillo y él abrieron la cervecería Els Quatre Gats, donde se celebraron famosas tertulias, y fundaron la revista del mismo nombre, que más tarde se publicó con el título de Pel & Ploma. Por esa misma época, comenzó los doce óleos para el salón del fumador del Liceo de Barcelona, y seguramente por entonces entró en contacto con muchas de las personalidades de la sociedad barcelonesa, a las que retrató en sus incisivos dibujos al carbón (más de doscientos), que lo acreditan como un gran dibujante y que ejercieron una influencia considerable en Picasso. No menos interesante es su actividad como diseñador de carteles (Anís del Mono, Cigarrillos París) y su participación en las fiestas modernistas de Sitges, de las que arranca la fama de dicha ciudad. Ramón Casas fue, sin lugar a dudas, una de las grandes figuras del modernismo pictórico.

`Los amos del mundo´


Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del ordenador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro. Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo. Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.


No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundocombinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro. Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, y meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados. Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.


Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, oh prodigio, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no. Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recae directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia, con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros y a veces con su puesto de trabajo Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.


Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Sergei Rachmaninoff



Rachmaninoff, Sergei Vasilyevich (1873-1943), de descendencia ruso-americana, fue compositor, pianista y director de orquesta. Uno de los pianistas más brillantes del siglo XX, cuyas composiciones son consideradas como la mayor expresión musical de la era romántica.

Rachmaninoff nació el 1 de Abril de 1873, cerca de Novgorod. En Moscú sus profesores de piano incluyeron al estricto Nikolay Zeverov y Aleksandr Silote, primo de Rachmaninoff quien le recomendó a su propio maestro, el pianista y compositor húngaro Franz Liszt. Además, el autor estudió con tres eminentes compositores rusos: Antón Arensky, Sergey Taneyev y su mentor de música más importante, Peter Ilich Tchaikovsky.

Rachmaninoff es considerado como uno de los pianistas más influyentes del siglo XX. El tuvo legendarias facilidades técnicas y manejo rítmico, y sus largas manos eran capaces de cubrir el intervalo de una 13ª en el teclado (una mano abarcaba aproximadamente 12 pulgadas). El largo de sus manos correspondía aproximadamente con su altura; Rachmaninoff medía 1 metro 98 cm. de alto. Además tenía la habilidad de tocar complejas composiciones con sólo escucharlas una vez. Muchas presentaciones de las composiciones de Rachmaninoff fueron grabadas por The Victor Talking Machina Company, así como también los trabajos del repertorio estándar.


El Preludio en Do menor (1892), para piano y orquesta, y su ópera Aleko (1893) establecieron su reputación como compositor. Asimismo su Trío élégiaque, en memoria de Tchaicovsky. En 1897 su Sinfonía No. 1 en Re menor fue presentada. Su desastrosa recepción provocó que dejase de componer, y durante tres años trabajó únicamente como pianista y director. Su Concierto para piano No. 2 en Do menor (1900) marcó su retorno a la composición. Durante los próximos 17 años compuso su Sinfonía No. 2 en Mi menor (1906); el poema sinfónico La isla de la muerte de 1909; la Liturgia de St. John Chrysostom de 1910 para coro; la sinfonía coral "Las campanas" de 1913, basada en una poesía del escritor americano Edgar Allan Poe; y muchas canciones altamente admiradas. Excepto por un período en Dresden, Alemania entre 1906 y 1908, trabajó principalmente en Moscú; entre 1904 y 1906 fue director del Teatro Bolshoi.

Luego de dejar Rusia en 1917, al año siguiente Rachmaninoff se estableció en los Estados Unidos. Durante el exilio se concentró en su carrera de piano y dirección, haciendo grabaciones en ambos campos. Sus pocas composiciones luego de 1917 incluyen: las Variaciones sobre un tema de Corelli de 1934 para piano; la Rapsodia sobre un tema de Paganini de 1936 para piano y orquesta; la Sinfonía Número 3 en La menor de 1936; y el Concierto para piano No. 4 en Sol menor de 1937. Falleció en Beverly Hills, California, el 28 de Marzo de 1943.

Obras: Escribió cinco trabajos para piano y orquesta: cuatro conciertos y la Rapsodia sobre un tema de Paganini. De sus conciertos, el segundo y el tercero son los más populares, y se los considera en el escalón más alto de los conciertos virtuosos para piano de la literatura romántica. El Concierto No. 3, de hecho, es ampliamente considerado uno de los conciertos para piano más difíciles de todos, y por ello es uno de los favoritos entre los virtuosos del piano. Sus trabajos para piano solo incluyen los Preludios, Opus 23 y 32, junto con el Preludio en Do menor Opus 3 No. 2 del Morceaux de Fantaisie los cuales emplean las 24 teclas mayores y menores del piano. Especialmente difíciles son los Ètudes-Tableaux, los cuales son literalmente piezas de estudio muy demandantes. Están además los Momentos Musicales del Opus 16, y las Variaciones sobre un tema de Chopin, Opus 22. Escribió dos sonatas para piano, las cuales son ambas trabajos monumentales y finos ejemplos del género post-romántico. Sergei también compuso trabajos para dos pianos, cuatro manos incluyendo dos Suites (la primera subtitulada Fantasía-Tableaux), una versión de Danzas Sinfónicas Op. 45, y una Rapsodia rusa.

El compositor que nos ocupa escribió tres sinfonías, la primera de las cuales, en Re menor, fue un fracaso monumental. Él rompió la partitura y por muchos años se lo creyó perdido; sin embargo luego de su muerte, las partes orquestales fueron encontradas en el Conservatorio de Leningrado y la partitura fue reconstruida, liderando su segunda presentación (una exposición americana) el 19 de Marzo de 1948 en un concierto en conmemoración al aniversario número 50 de la muerte del compositor. La segunda y tercera son ambas consideradas entre sus obras más grandes. Otros trabajos orquestales incluyen: The Rock, Capriccio sobre temas de Gipsy, La isla de la muerte y las danzas sinfónicas. Por otro lado escribió dos trabajos orquestales mayores, a capella: la Liturgia de St. John Chrysostom y "Una vigila de toda la noche" (también conocida como The Vespers). "Las campanas", un trabajo para coro y orquesta, está basado en una poesía traducida de Edgar Allan Poe; su cuarto movimiento significa el círculo de la vida: juventud, matrimonio, madurez y muerte. La "Vigilia" y "Las campanas" son ampliamente consideradas como sus trabajos más finos y destacados.

Su música de cámara incluye dos tríos de piano, los cuales fueron llamados Trío Elègiaque y Sonata Cello. En éste tipo de música el piano tiende a ser percibido por algo que domina la totalidad. Completó tres óperas, Aleko, The Miserly Knight y Francesca da Rimini. Dejó sin terminar Monna Vanna, la cual fue empezada en 1907, pero no vio su primera presentación sino hasta 1984.



CAMILO JOSE CELA. (En paz descanse, ¡coño!)


La Donación de mis órganos....


Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.

Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida.
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.

Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.

Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.

La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.

Pero pido que después
se la pongan en un jinete,
de esos que les gusta brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en fosa
y mi pinga dando fuerte.

Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.

El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.