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miércoles, 18 de agosto de 2010

Orígenes esotéricos de las catedrales


Entre los siglos XI y XIV, en poco más de 250 años, Francia asistió a la construcción de 80 catedrales y más de 500 grandes iglesias. Algo muy similar ocurrió, aunque en menor medida, en otros países europeos, como Inglaterra, Alemania o España.

Semejante afán constructor ha estado siempre rodeado de un halo de misterio y, especialmente en las últimas décadas, multitud de trabajos han pretendido ver en estos prodigios del saber y la fe de la Edad Media, y en la aparición supuestamente repentina del estilo gótico, una demostración física y palpable del conocimiento esotérico de templarios o alquimistas. Sin embargo, buena parte de esta bibliografía dedicada a analizar el supuesto hermetismo de los templos medievales –y más especialmente de las catedrales góticas– suele contener numerosos errores. Entre ellos, uno de los más repetidos asegura que buena parte de las catedrales góticas, así como la creación de este estilo arquitectónico, tienen su origen en los caballeros templarios.

En realidad, si a alguien debemos el surgimiento del gótico es a Suger, abad de Saint-Denis, y es seguro que los célebres caballeros poco tuvieron que ver con la edificación de estos hermosos e impresionantes templos. ¿Significa esto que dichas creaciones medievales carecen de enigmas? Más bien el contrario. Ciertamente, los constructores medievales, auténticos creadores de estos complejos y sorprendentes «rascacielos», insuflaron en sus obras toda una serie de conocimientos y mensajes que podemos calificar de esotéricos sin que, por otra parte, ello implique que tales ideas resultasen heréticas o contrarias a las doctrinas de la Iglesia. Desde la concepción del edificio en un plano, pasando por su orientación o el trazado de su planta, todos y cada uno de los elementos de una catedral o una iglesia eran planteados cuidadosamente siguiendo unos esquemas cargados de simbolismo y de un conocimiento que en buena medida se había heredado de la antigüedad.

LA ESCUELA PITAGÓRICA

La principal herramienta constructiva de los maestros de obra medievales era la geometría, una disciplina que todo constructor tenía la obligación de dominar a la perfección. Con la única ayuda de figuras geométricas simples, como el círculo, el cuadrado y el triángulo, los constructores eran capaces de crear las plantas y los alzados más complejos y hermosos. Sin embargo, y a pesar del dominio que mostraban en esta disciplina, la base de dicho conocimiento no era un logro propio, si no que procedía de la más remota antigüedad, aunque fue la Escuela Pitagórica la que se hizo más célebre por aplicar dicho saber. La secta creada por este sabio de Samos en el siglo VI a.C. fundamentaba todas sus enseñanzas en la importancia del número como medida de todas las cosas. Pitágoras y sus seguidores no veían los números –y las figuras geométricas que se derivaban de ellos– como simples cifras, sino que les atribuían un valor simbólico y místico. Así, entre los números considerados «divinos» por los pitagóricos –hay otros, pero estos son los más destacados– está el 10, cuyo resultado se obtiene sumando los cuatro primeros números enteros: 1, 2, 3 y 4. Esta cifra, la Década, era representada por ellos mediante una figura geométrica llamada tetracktys, un triángulo equilátero formado por una base de cuatro puntos, que según iba ascendiendo tenía uno menos, hasta llegar a la cúspide, con uno solo.

Más importante aún que la Década fue su mitad, el cinco, la péntada y su representación geométrica, el pentalfa o pentagrama. Esta cifra era para los pitagóricos símbolo de la salud, del hombre, del crecimiento, de la armonía natural y del movimiento del alma. Del mismo modo, lo consideraban una cifra «nupcial», pues unía al primer número entero par (el 2), considerado por ellos como femenino, con el primer impar (el 3), de carácter masculino. Además, era también un símbolo del microcosmos y su representación geométrica, el pentagrama, contiene el número aúreo o divina proporción. La importancia de este símbolo era mucho mayor, pues el pentalfa era el símbolo utilizado por los miembros de dicha secta como signo de reconocimiento entre ellos.

Además de estos números sagrados, otra figura geométrica surgida de las doctrinas pitagóricas, el triángulo rectángulo del famoso Teorema de Pitágoras, tuvo también un interés especial para los arquitectos medievales. Este triángulo tiene la particularidad de que sus lados están en progresión aritmética: 3-4-5, y puede generarse mediante una herramienta llamada «cuerda de los constructores» y que consta de 12 espacios iguales. Todos estos conocimientos habrían sido adquiridos por Pitágoras, según la tradición, durante su estancia en Egipto, aunque desarrollados por él en su escuela de Crotona.

LA LEY DEL SECRETO

Pero además de estos conocimientos, la secta fundada por este sabio griego poseía algunas características que más tarde se repetirían en las logias de constructores medievales. La Escuela Pitagórica poseía una estructura o separación jerárquica entre sus alumnos, quienes eran divididos en matemáticos –quienes ya habían sido iniciados en los secretos de la escuela– y acusmáticos, los aprendices que todavía esperaban su iniciación y que hasta entonces recibían enseñanzas simples, siempre tras una cortina que les impedía ver al maestro, a quien se limitaban a escuchar de viva voz. Una jerarquización similar existía en las logias de constructores medievales, quienes se dividían en aprendices, oficiales y maestros. Por otra parte, entre los pitagóricos existía una «ley de secreto», que les impedía revelar los conocimientos aprendidos a los no iniciados. Si alguien quebrantaba esta ley, era considerado un hereje de forma inmediata, y repudiado e ignorado por todos.

Esta misma «regla de silencio» la encontramos entre los constructores medievales, como evidencian algunos documentos que se conservan. Los Estatutos de Ratisbona, de 1459, son explícitos en este sentido: «Ningún trabajador, ni maestro, ni jornalero enseñará a nadie, se llame como se llame, que no sea miembro de nuestro oficio y que nunca haya hecho trabajos de albañil, cómo extraer el alzado de la planta de un edificio». Se establecía así una obligación de secreto que obligaba al aprendiz que había sido iniciado en el grado de oficial a no revelar los nuevos conocimientos adquiridos. Al igual que sucedía con los pitagóricos y su pentagrama, entre los constructores medievales existían también signos y señas de reconocimiento, que no podían ser reveladas, y que eran recibidas al completar el aprendizaje. Entre estos símbolos se encontraban los famosos compases, escuadras, plomadas y niveles, que siglos más tarde serían adoptados por la masonería especulativa.

Por otro lado, no todos aquellos que lo deseaban eran aceptados como aspirantes a futuros oficiales o maestros. Además de una serie de requisitos «básicos» (haber nacido libre –no esclavo– y ser hombre «de buenas costumbres, no vivir en concubinato y no entregarse al juego), no se admitía a los aprendices si éstos no manifestaban poseer aptitudes especiales para comprender el lenguaje simbólico utilizado por maestros y oficiales, el cual estaba especialmente plasmado en esculturas y fachadas. Todas estas enseñanzas y conocimientos de la escuela pitagórica pasaron a las logias medievales gracias a dos vías: en primer lugar mediante la arquitectura, a través de a los constructores romanos (los llamados Collegia Frabrorum) y, por otra parte, a través de la filosofía platónica y neoplatónica, deudora de Pitágoras, y recogida por los Padres de la Iglesia. el número, pensamiento divino La huella de estas doctrinas esotéricas, aplicadas por los constructores, es evidente en los diseños realizados en catedrales y templos medievales, pues todos ellos siguen las reglas de un tipo de matemáticas sagradas, tal y como señala el historiador del arte y experto en simbología Emile Mâle, en su libro Arte religioso en la Francia del siglo XIII: «Esquemas de este tipo presuponen una creencia razonada en la virtud de los números y, de hecho, en la Edad Media nadie dudó que los números estaban dotados con algunos poderes ocultos».

El propio San Agustín creía que cada número tenía un significado divino, pues interpretaba los números como pensamientos de Dios: «La Sabiduría Divina está reflejada en los números impresos en todas las cosas». Conocer la ciencia de los números, equivalía a conocer la ciencia del Universo y, por lo tanto, a dominar sus secretos.

GEOMETRÍA SAGRADA

Esta importancia de la matemática y los números es especialmente evidente en el papel destacado de la geometría (que no es sino una plasmación gráfica de estos últimos). En El simbolismo del templo cristiano (Ed. José J. Olañeta, 2000), Jean Hani, profesor de la Universidad de Amiens, señala al respecto: «La geometría, base de la arquitectura, fue hasta el comienzo de la época moderna una ciencia sagrada, cuya formulación por lo que a Occidente se refiere proviene precisamente del Timeo de Platón y, a través de éste, se remonta a los pitagóricos». En época medieval se popularizó también la representación de Dios como geómetra, el Creador como Gran Arquitecto del Universo, una designación que pasaría siglos después a la masonería especulativa. En estas representaciones Dios aparece representado con un compás, uno de los emblemas de los maestros constructores, que también aparece plasmado en muchos edificios medievales. Esta importancia extraordinaria de la geometría se hace manifiesta en algunos de los textos conservados de los maestros masones, en los que a su vez se aprecia también el carácter secreto de sus enseñanzas, como en este cuarteto de época medieval: «Un punto hay en el círculo que en el cuadrado y triángulo se coloca. ¿Conoces tú este punto? ¡Todo irá bien! ¿No lo conoces? ¡Todo será en vano!»

Una de las figuras geométricas más importantes entre los constructores medievales, el pentagrama, evidencia de nuevo sus raíces pitagóricas. El profesor Santiago Sebastián, en su libro Mensaje simbólico del arte medieval (Ed. Encuentro, 1996), al referirse a la importancia de la geometría en los templos románicos, explica: «Más importante como figura clave fue el pentágono, que poseía la llave de la geometría y de la sección áurea, e incluso poseyó poderes mágicos».

El estudioso Matila Ghyka, autor de El número de Oro (Ed. Poseidón, 1978), menciona algunas de ellas: en Notre-Dame de París, dentro de un rosetón pentagonal de una vidriera; en la «rosa» norte de Saint-Ouen en Rouen, así como en el rosetón norte de la catedral de Amiens. Otra muestra de la importancia que tuvo esta figura pitagórica la encontramos en los cuadernos de trabajo del maestro arquitecto Villard de Honnecourt, que vivió en el siglo XIII, y cuyos diseños suponen hoy una pieza inigualable para conocer cómo vivían y trabajaban los miembros de las corporaciones de constructores. Pues bien, en estos cuadernos de dibujo, hoy conservados en la Biblioteca Nacional de Francia, vemos como la figura del pentagrama aparece repetidamente como base para el diseño de plantas, alzados, rostros humanos, animales, etc…

ARMONÍAS Y PROPORCIONES

Todavía hoy, y a pesar de las numerosas modificaciones que han sufrido buena parte de estos templos medievales, es posible apreciar la singular belleza y armonía que desprenden algunas de estas construcciones. Esta atmósfera especial, capaz de llevar al recogimiento a quien recorre su interior, no es una sensación subjetiva, sino más bien al contrario. Tiene su origen en otra de las piezas clave utilizadas por los maestros constructores, y que igualmente se basaba en el número: la relación o proporción entre las distintas partes del edificio. Entre estas proporciones destaca especialmente la célebre sección áurea o «divina proporción», el número phi, presente en la figura del pentagrama, como ya hemos visto, . Mediante el uso de esta y otras proporciones, los maestros constructores vinculaban sutilmente las distintas partes del edificio, formas, volúmenes y superficies. Igualmente importantes para esta cuestión fueron otros dos números ya mencionados, y que eran sagrados para los pitagóricos: la Década o Tetracktys y su mitad, la Péntada.

Tal y como explica Jean Hani: «La Década era el número mismo del Universo, base de la generación de todos los números presentados, planos o sólidos y, por tanto, de los cuerpos regulares correspondientes a algunos de ellos; y baste también de los acordes musicales esenciales (…) La Péntada, el pentáculo, polígono estrellado o estrella de cinco brazos, fue el símbolo del amor creador y de la belleza viva y armoniosa, expresión de ese ritmo imprimido por Dios a la vida universal. Servía para determinar correspondencias armónicas pues, entre todos los polígonos estrellados, éste es el que ofrece directamente un ritmo basado en la proporción o número de oro, que es la característica por excelencia de los organismos vivos». Además, estos dos números aparecían también de forma habitual en el propio plano generador del edificio, pues en muchos casos el «círculo rector» creado al orientar el templo (ver recuadro) era dividido en cinco o diez partes, lo que generaba diseños en los que los elementos estaban unidos por proporciones áureas.

GEMATRÍA: LA CÁBALA EN PIEDRA

Otro de los aspectos esotéricos de las construcciones medievales, igualmente relacionado con los números y sus mensajes ocultos, es el de la gematría. De forma similar a lo que ocurre en la tradición hebrea con la cábala, la gematría es una «ciencia tradicional» que interpreta de forma simbólica las palabras a partir del valor numérico de sus letras, ya sean hebreas o griegas. En ambos casos es posible traducir las palabras a números, e interpretar estos de manera simbólica, y viceversa. «Difícilmente hubo un teólogo medieval –explica Emile Mâle– que no buscara en los números la revelación de la verdad oculta. Algunos de sus cálculos recuerdan vívidamente a los de la Cábala». Esta práctica cabalística y mística también fue conocida y empleada de forma habitual por los maestros constructores de la Edad Media, existiendo numerosos ejemplos que dan prueba de ello.

Uno de los más llamativos se encuentra en la catedral de Troyes (Francia). Allí podemos comprobar que la clave de la cabecera está a una distancia del suelo de 88 pies y 8 pulgadas. 888 es la cifra que obtenemos si, usando la gematría, traducimos el hombre de Jesús en griego: IHSOUS o lo que es lo mismo: I(10) + H(8) + S (200) + O (70) + U (400) + S (200)= 888.

Por otra parte, algunos pilares miden 6 pies y 6 pulgadas, y la iglesia tenía 66 de estos pilares. Sobre aclarar que el 666 es el número de la Bestia, tal y como cita el Apocalipsis, y que los pilares –que sostienen las bóvedas y simbolizan a los apóstoles– deben aplastar al Maligno. Tal y como explica Jean Hani en su obra, este simbolismo gemátrico de Troyes parece aludir continuamente al Apocalipsis de san Juan, pues también encontramos en este templo 144 ventanas (en alusión a los 144.000 elegidos), y el triángulo utilizado para obtener el alzado del templo, «oculta» un ángulo de 26 grados, cifra del nombre de Dios en hebreo: IHVH. Hani cita otros ejemplos: en la iglesia de Saint-Nazaire, en Autun, la longitud y la anchura del templo suman 257, cifra que equivale a NAZER. Ésta palabra significa «la corona del príncipe» y unida al Nazaire del nombre de la iglesia quiere decir: «la corona del Rey Jesús, el Nazareno».

Del mismo modo, la longitud de la catedral de Notre-Dame de París es de 390 pies, que gemátricamente significa: «ciudad de los cielos». Identica cifra y mensaje lo encontramos también en la iglesia francesa de Saint-Lazare de Autun, «oculto» en las medidas de tres ventanas del crucero. Este uso simbólico del número tampoco era una creación original de los constructores medievales sino que, una vez más, fue heredado de prácticas más antiguas. Así, el estudioso y sacerdote monseñor Devoucoux, demostró que los antiguos templos de Jano y Cibeles, así como el de Artemisa en Éfeso, fueron erigidos empleando el simbolismo de la gematría.

LA ORIENTACIÓN DE LOS TEMPLOS

Al igual que sucede con el conocimiento relacionado con el simbolismo del número y las proporciones, la orientación de los templos cristianos también fue heredado de los antiguos constructores, y tuvo una importancia casi religiosa entre egipcios, griegos y romanos. Este ritual de orientación, indisolublemente unido al de fundación, establece una relación del edificio con el Cosmos. En la antigüedad clásica, los templos estaban dispuestos con la puerta de entrada hacia el Este, de forma que, con la salida del Sol, los rayos de luz iluminaran la estatua del dios custodiada al fondo del templo.

Con la llegada del cristianismo, las primeros iglesias continuaron esta tradición, aunque tras el Concilio de Nicea se estableció que fuera la cabecera la que estuviera mirando a la salida del Sol, y no la puerta. De este modo, cuando el astro rey iniciaba su ascenso los rayos de luz entraban a través del ábside, identificándose la luz con el propio Cristo. Esta orientación tenía también otros significados simbólicos, como explica Jean Hani: «La puerta está al oeste, a poniente, en el lugar de menos luz, que simboliza el mundo profano o, también, el país de los muertos. Al entrar por la puerta y avanzar hacia el santuario, uno va al encuentro de la luz: es una progresión sagrada, y el cuadrado largo es como un camino que representa la ‘Vía de Salvación’, la que conduce a la ‘tierra
de los vivos’, a la ciudad de los santos, donde brilla el Sol divino».

Revista “Enigmas”

jueves, 25 de junio de 2009

El Mandala


La palabra mandala proviene del sánscrito, y significa Círculo Sagrado. Es un símbolo sagrado de sanación, totalidad, unión, integración, el absoluto. Un mandala es básicamente un círculo, es la forma perfecta, y por ello representa el símbolo del cosmos y de la eternidad. Representa la creación, el mundo, Dios, el ser humano, la vida. Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo. Desde el universo (el sol, la luna, los planetas) hasta el esquema de toda nuestra naturaleza, los árboles, las flores, etc. Todos siguen una línea circular. ¿Y que decir del átomo o la célula?. Todo lo que nos rodea tiene la forma de círculo. Que al mismo tiempo representan los ciclos infinitos de la vida. Si observamos nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que todas nuestras formas son redondeadas, esto nos recuerda que somos sistemas dentro de sistemas, pertenecemos al Absoluto y el Absoluto está en nosotros.

Los mandalas han sido usado por los grupos espirituales desde hace mucho tiempo atrás. Observar o dibujar mandalas puede ayudar a curar la fragmentación psíquica y espiritual, también nos ayuda a manifestar nuestra energía creativa y a reconectarnos con nuestro Ser.

Un mandala puede variar en color y diseño, pero básicamente se conforma de un centro y los cuatro puntos cardinales.

Psicológicamente, los mandalas representan la totalidad de nuestro ser. Dado que reflejan la psique humana. Cada persona responde a ellos instintivamente, más allá de su edad, género, raza, cultura, etc.

Cuando nosotros trabajamos con los mandalas, es decir, si los dibujamos, si los pintamos, si caminamos sobre ellos etc. esto puede ser cómo un viaje hacia nuestra esencia, iluminando zonas del camino que hasta entonces habían permanecido obscuras y hasta ese momento ocultas, permitiendo que brote la sabiduría de nuestro inconsciente.

El mandala es una puerta hacia la zona más íntima del ser humano. Representa la condensación ordenante del universo. Mediante su diseño, contemplación y meditación el ser humano toma contacto con lo espiritual y se hace parte del todo armonioso, trascendiendo sus limitaciones presentes y las ataduras a su mundo material y conceptual.

Meditar con un Mandala

Los mandalas son útiles para la concentración, la atención, activación de la energía positiva, energetización de lugares, meditación profunda para elevar el nivel de conciencia, expander la capacidad de la mente y la memoria.

Dentro de una casa mejora la captación de energía y crea un ambiente de armonía y balance, también nos sirve para transmutar la energía negativa en positiva. Para la salud, nos protegerá de las energías negativas del entorno.

Los mandalas pueden ayudarte en el equilibrio de los chakras, en ese caso habrá que elegir el color adecuado dependiendo de la cualidad que se quiere trabajar. El mandala enviará impulsos a la mente interna llegando a los receptores del cerebro en donde se procesará y se obtendrá una reacción.

Nos ayuda a relajarnos y a encontrar la paz en medio de las dificultades, en un mundo tan complejo y conflictivo en el que muchas veces nos vemos instalados.
En términos religiosos, el mandala representa el área sagrada dentro de la que pueden surgir experiencias espirituales. La experiencia de realizar un viaje espiritual en un lugar sagrado forma parte de una de las principales concepciones religiosas del budismo. Así el mandala es un símbolo de crecimiento espiritual cuyo punto central es la mente. La relación que se establece a través de la contemplación de la geometría del mandala incita a un estado de meditación que ayuda a explorar los rincones de la psique. Las mandales se describen como diagramas del cosmos en un sentido externo y en un sentido interno como guías hacia prácticas de meditación.

En los escritos sagrados del Tibet se dice que durante la meditación uno debe contemplarse a sí mismo y a todas las cosas como un mandala sagrado. La persona que está meditando tiene que situarse en el centro del mandala pensando que es como el buda y que se relaciona integralmente con el intrincado diseño del Universo. Se puede ver a estas imágenes como un diagrama cósmico que nos recuerda nuestra relación con el infinito, que el mundo se extiende más allá de nuestros cuerpos y mentes. Las cuatro puertas que rodean el mandala significan la habilidad de la espiritualidad para desplegarse desde el sitio sagrado hacia otros tiempos y espacios. Los mandalas simbolizan realidades materiales e inmateriales en todos los aspectos de la vida: los círculos celestiales que llamamos Tierra, Sol y Luna, así como círculos de amigos, familia y comunidad.

Significado de los Colores

Un mandala siempre va a ser positivo sea cual sea su color, pero resulta doblemente útil, cuando nosotros ya hemos localizado algún problema, y queremos atacarlo, entonces podríamos ayudarnos eligiendo algún color determinado, el cual actuaría de manera directa, acelerando el proceso.

Tabla de Colores

Rojo, Primer Chakra. Es el color del amor, la pasión, la sensualidad, la fuerza, resistencia, independencia, conquista, impulsividad, ira, y odio. Impulsa la fuerza vital a todo el cuerpo. Incrementa la confianza y seguridad en si mismo, permite controlar la agresividad y evitar querer dominar a los demás. En el aspecto físico proyecta energía la parte inferior del cuerpo, suministra fuerza a los órganos reproductores. Esencia de supervivencia.

Naranja, Segundo Chakra. Energía, optimismo, ambición, actividad, valor, confianza en si mismo, afán de prestigio, frivolidad. Fomenta la tolerancia para socializar y proyectarse con toda la gente. Incrementa la autoestima, ayuda a enfrentar todos los retos para la evolución de la persona. Enseña a utilizar los éxitos o fracasos como experiencias y aprendizajes. Propicia energía positiva para llevar a cabo los proyectos o las metas. En el aspecto físico proyecta energía al intestino delgado y colon, todos los procesos metabólicos y los ganglios linfáticos inferiores.

Amarillo, Tercer Chakra. Es la luz, el sol, alegría entendimiento, liberación, crecimiento, sabiduría, fantasía, anhelo de libertad, envidia, superficialidad. Ayuda liberar los miedos internos. Permite manejar con balance el ego, las desiluciones, todo lo que afecta emocionalmente. Ayuda a canalizar mejor la intelectualidad. En el aspecto físico proyecta energía al aparato digestivo, hígado, vesícula, páncreas, bazo,y riñones.

Verde Cuarto Chakra. Equilibrio, crecimiento, esperanza, perseverancia, voluntad, curación, integridad, bienestar, tenacidad, prestigio. Falta de sinceridad, ambición, poder. Proyecta tranquilidad y balance en lo sentimental. Permite expresar los sentimientos más libremente. Expande el amor interno hacia uno mismo y los demás. Ayuda a liberarse del apego a las posesiones o las falsas excusas. Es el filtro del equilibrio en todo el cuerpo. Ayuda a controlar el sentido de posesión y los celos. En el aspecto físico, proyecta energía vital al sistema circulatorio, cardiovascular, corazón.

Azul Quinto Chakra. Calma, paz, serenidad, seguridad, aburrimiento, paralización ingenuidad, vacío. Ayuda a exteriorizar lo que se lleva por dentro, permitiendo evolucionar a medida que se van dando cambios en la vida de la persona. Evita la frustración y la resistencia para comunicarse la gente, permite tener tolerancia a los pensamientos de los demás. En el aspecto físico proyecta energía a los pulmones, garganta, traquea, ganglios linfáticos superiores y ayuda a evitar las alérgicas y padecimientos de la piel.

Indigo Sexto Chakra. Ayuda a comunicarse con el ser interno, abriendo la intuición. Permite aprender a dejar fluir los mensajes del cerebro, conectando directamente a la inteligencia de la conciencia cósmica. Fomenta el control mental y expande los canales de recepción para percibir la verdad en cualquier cosa o nivel de vida. Estimula la confianza en ser guiado por su propio sentido interior. En el aspecto físico, proyecta energía vital al cerebro, sistema nervioso, sistema muscular y óseo.

Violeta Séptimo Chakra.
Mística, magia, espiritualidad, transformación, inspiración. Pena, renuncia, melancolía. Proyecta el contacto del espíritu con la conciencia profunda del cosmos. Expande al poder creativo desde cualquier ángulo, música, pintura, poesía, arte, permitiendo a la persona expresar su visión de la realidad y su contacto con la fuente primordial, el creador del universo. Ayuda a no ser extremista o absolutista, con el fin de expanderse explorando las dimensiones de la imaginación y el conocimiento.

Rosa. Amistad, sociabilidad, comunicación, imaginación, humor, encanto, egoísmo, necesidad de reconocimiento. Envía estímulos de equilibrio total en todos los niveles. Amor universal, bondad. Paz interna, autovaloración. Equilibra las emociones, ayuda a liberar los resentimientos, el enojo, la culpa, los celos.

Si lo combinas con el verde o el azul, te ayudará a equilibrar el extremo feminismo y la cursilería. En el aspecto físico, proyecta energía al corazón y te ofrece una curación completa en todos los niveles a través del rayo rosa.

Como dibujar un mandala

Si nosotros queremos construir un mandala, debemos tener en cuenta su esquema básico: Un círculo y cuatro puntos cardinales.

Obviamente esta no es una regla estricta que no se pueda romper, también puede ser que en lugar de que su base sea un círculo puede ser un triángulo, un cuadrado, o un octágono.

A partir de ahí podemos diseñar nuestro mandala y esto ¡es cuestión de creatividad!; puedes decorarlo con imágenes místicas como el símbolo del ying-yang, una cruz, la estrella de David, lunas, estrellas, el sol, flores, aves, paisajes, nubes, figuras geométricas... en fin, busca los diseños que te proyecten paz y tranquilidad.

Como pintarlos:

Busca un lugar tranquilo, y observa detenidamente tu mandala, concéntrate en el, si después de observarlo por un largo rato notas que se mueve ¡es la energía que está en movimiento!.

Es conveniente empezar a pintarlo de afuera hacia adentro, esto nos representa el autoconocimiento de lo externo hacia nuestro centro, hacia nuestro interior. Decide la dirección en vas a pintarlo y trata de mantenerla.

Al elegir los colores puedes hacerlo de manera intuitiva ¡no importa que no combinen! de esta manera podrá descifrar tu estado de ánimo. También podrás hacerlo eligiendo los colores y trata de cambiar tu estado de ánimo de ésta manera.

Tal vez te de sueño en el proceso, si estabas tenso, el mandala está cumpliendo con la relajación, es normal, en este caso es preferible dejarlo ¡y disponte a dormir!.

Si no terminaste el mandala en ese momento, déjalo así, la próxima vez que quieras pintar uno, elige uno nuevo, con colores que vayan más acorde con tu estado de ánimo en ese momento.

Si quieres que el mandala te guíe para el auto-conocimiento, no pienses en formas ni colores, deja que solo te vaya guiando, haciendo lo que en ese momento de manera intuitiva te nazca.

Más allá de su definición como palabra, desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente.

También se le define como un sistema ideográfico contenedor de un espacio sagrado.

Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia.

En la cultura occidental, fue Carl G. Jung, quien los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos.

Jung solía interpretar sus sueños dibujando un mandala diariamente, en esta actividad descubrió la relación que éstos tenían con su centro y a partir de allí elaboró una teoría sobre la estructura de la psique humana.

Según Carl Jung, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente. Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.

Los mandalas también son definidos como un diagrama cosmológico que puede ser utilizado para la meditación. Consiste en una serie de formas geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles visuales. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos. Estas figuras pueden ser creadas en forma bidimensional o tridimensional; por ejemplo, en la India hay un gran número de templos realizados en forma de mandalas.

Los diseños son muy variados, pero mantienen características similares: un centro y puntos cardinales contenido en círculos y dispuestos con cierta simetría.

Según la Psicología, el mandala representa al ser humano. Interactuar con ellos te ayuda a curar la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar tu creatividad y a reconectarte con tu ser esencial. Es como comenzar un viaje hacia tu esencia, te abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote tu sabiduría interior. Integrarlas a tu vida te dará centro y la sensación de calma en medio de las tormentas.

El trabajo de meditación con mandalas puede consistir en la observación o el dibujo de éstos. En el primer caso, con sólo sentarte en un lugar cómodo, lograr una respiración rítmica y profunda, y disponerte a observar algún mandala de tu elección, puede llevarte a un estado de relajación y te sentirás más alerta ante los hechos que suceden a tu alrededor. El proceso de observación puede durar entre tres y cinco minutos.

Se recomienda que si estás vinculándote con estas imágenes, comiences por pintarlas. Para ello, escoge un modelo que te inspire, selecciona los instrumentos (colores, marcadores, acuarelas, por ejemplo), y luego instálate en un sitio tranquilo. Puedes colocar música si lo deseas y comienza tu trabajo.

Hay técnicas variadas, todo dependerá del tu estado de ánimo y de lo que el mandala que desees pintar te transmita. Si crees que necesitas ayuda para exteriorizar tus emociones, puedes colorearlas de adentro hacia fuera; si por el contrario, quieres buscar tu centro, píntalas de afuera hacia adentro.

Este es un trabajo que puede hacer cualquier persona, sin importar su edad o religión. Es una práctica sencilla que redundará en beneficios personales y en la consecución del equilibrio interno.


Beneficios de dibujar o pintar mandalas

1) Comienzo de un trabajo de meditación activa.
2) Contacto con tu esencia.
3) Te expresarás mejor con el mundo exterior.
4) Ayuda a expandir tu conciencia.
5) Desarrollo de la paciencia.
6) Despertar de los sentidos. Ver lo que está a tu alrededor con otros ojos.
7) Empiezas a escuchar la voz de tu intuición.
8) Te aceptarás y te querrás más.
9) Te curarás física y psíquicamente.

Formas y sus significados

Los mandalas no son simples dibujos de colores. Todos los elementos que en ellos se integran tienen un significado. Conoce algunos de los más utilizados:

Círculo: movimiento. Lo absoluto. El verdadero yo.

Corazón: sol. Amor. Felicidad. Alegría. Sentimiento de unión.

Cruz: unión del cielo y la tierra. Vida y muerte. Lo consciente y lo inconsciente.

Cuadrado: procesos de la naturaleza. Estabilidad. Equilibrio.

Estrella: símbolo de lo espiritual. Libertad. Elevación.

Espiral: vitalidad. Energías curativas. Búsqueda constante de la totalidad.

Hexágono: unión de los contrarios.

Laberinto: implica la búsqueda del propio centro.

Mariposa: autorenovación del alma. Transformación y muerte.

Pentágono: silueta del cuerpo humano. Tierra, agua, fuego.

Rectángulo: estabilidad. Rendimiento del intelecto. La vida terrenal.

Triángulo: agua, inconsciente (hacia abajo); vitalidad, transformación (hacia arriba); agresión hacia uno mismo (hacia el centro)

¿Qué quieren decir los colores?

El uso de los colores en los mandalas también tiene un significado especial. Su uso está relacionado con el estado de ánimo de quien los pinta o dibuja. Descubre lo que esconde cada tonalidad:

Blanco: nada, pureza, iluminación, perfección.

Negro: muerte, limitación personal, misterio, renacimiento, ignorancia.

Gris: neutralidad, sabiduría, renovación.

Rojo: masculino, sensualidad, amor, arraigamiento, pasión.

Azul: tranquilidad, paz, felicidad, satisfacción, alegría.

Amarillo: sol, luz, jovialidad, simpatía, receptividad.

Naranja: energía, dinamismo, ambición, ternura, valor.

Rosa: aspectos femeninos e infantiles, dulzura, altruismo.

Morado: amor al prójimo, idealismo y sabiduría.

Verde: naturaleza, equilibrio, crecimiento, esperanza.

Violeta: música, magia, espiritualidad, transformación, inspiración.

Oro: sabiduría, claridad, lucidez, vitalidad.

Plata: capacidades extrasensoriales, emociones fluctuantes, bienestar.

El sofisticado arte de los mandalas

La arquitectura divina que muestran los mandalas tiene relación directa con la arquitectura terrenal de la tradición budista. En la antigua India los edificios religiosos están estructurados como hogares terrenales para deidades y como bases desde las cuales pueden generar entendimiento espiritual para guiar y enseñar a otros. Versiones en miniatura de templos, stupas y otros edificios funcionan como recordatorio de los lugares sagrados y como símbolos de la presencia de lo divino y la luz espiritual en el mundo de los humanos.

Las imágenes de los mandalas muestran mansiones divinas que contienen deidades (budas), rodeadas por jardines, montañas, lagos, árboles, y seres divinos, legendarios o históricos. Las fronteras de este universo están selladas contra toda influencia negativa por anillos de fuego. Estos mandalas de arquitecturas palaciegas generalmente consisten de un círculo interno que contiene a la (o las) deidad(es) principal(es), contenida(s) en un palacio cuadrado de varios niveles, con aperturas a los cuatro puntos cardinales. El palacio se sitúa en un círculo y fuera de éste pueden encontrarse figuras adicionales. Todas las deidades budistas están reunidas en clanes encabezados por cinco budas. Cada clan ejemplifica un tipo de sabiduría y está asociado con un cierto tipo de personalidad, con un ritual específico, con un color y se le asocia a uno de los cuatro puntos cardinales o el cenit . Cada objeto del palacio tiene un significado, representa algún aspecto de la sabiduría o recuerda al que medita de un principio que lo guía. Cada tipo de mandala enseña una lección distinta.

Cada figura en un mandala tiene varios propósitos: funcionan como una deidad específica, como una manifestación del poder de una deidad central, como un foco de visualización y meditación o como la expresión plástica del camino de progreso espiritual. Cada una juega varios papeles distintos durante los ritos y visualizaciones que presume un diálogo entre la deidad que se encuentra en el corazón del mandala (y en sus componentes) y el practicante que se mueve, metafóricamente, desde fuera del mandala hacia su centro. En este viaje, encuentra que cada partícula del mandala forma parte de un todo, como sucede con el Universo.

La complicada imaginería de los mandalas se explica en textos antiguos (como el Sadhanamala o el Nispannayogavali ), que contienen capítulos enteros dedicados a detallar distintos tipos de mandalas y su simbolismo. También describen los beneficios mundanos y espirituales que se obtienen al crear, mirar, rezar o meditar con un mandala.

Mandala, espacio sagrado. La relación estrecha entre espacio y sacralidad que caracteriza a los mandalas existe en todas las culturas de la historia de la humanidad: puede referirse a una cueva, montaña, gruta o isla o bien a un templo. La peculiaridad de los mandalas es que pertenecen a la tradición cultural del budismo y que tanto sus diseños como la filosofía que las sustenta implican un patrón circular.

En el uso budista, el mandala representa pictóricamente el modelo de un universo perfecto. Para esa tradición de pensamiento, es un símbolo de la iluminación conseguida a través la liberación última y la armonía suprema, pero también a través de una individualidad completamente integrada con su propio ambiente natural y social.

Intrepretación Jungiana del Mandala

Jüng dice del mandala que señala el aspecto más vital de la vida: su completamiento definitivo. Así mismo dice que las cuatro orientaciones que aparecen en ciertos mandalas se relacionan con la necesidad humana de orientación psíquica. Relaciona esto con las cuatro funciones en que divide la conciencia humana: pensar, sentir, intuir, percibir.

En los yantra que representan la unión Shiva-Shakti, Jüng ve la unión de los opuestos, la integración, la unidad. Le interesa la tensión entre los polos, el dinamismo que esto supone, implica un proceso, la creación de algo, un llegar a ser. Asemeja esta unión al círculo mismo que para él es el completamiento de la psique o sí-mismo; también supone la iluminación o la perfección absoluta.

Jüng considera que el hombre moderno está desintegrado, separado de sí-mismo, por esto dice:

" Hoy día el símbolo geométrico del círculo ha vuelto a desempeñar un papel importante en la pintura. Pero con pocas excepciones, la modalidad tradicional de representación ha sufrido una transformación característica que se corresponde con el dilema de la existencia del hombre moderno. El círculo ya no es una figura de un solo significado que abarca todo un mundo y domina la pintura. A veces el artista lo quita de su posición dominante y lo reemplaza por un grupo de círculos negligentemente ordenados. A veces el plano del círculo es asimétrico."

"(...) El círculo es un símbolo de la psique. El cuadrado es un símbolo de materia terrenal, del cuerpo y de la realidad. En la mayoría del arte moderno, la conexión entre esas dos formas primarias es inexistente o libre y casual. Su superación es otra expresión simbólica del estado psíquico del hombre del siglo XX: su alma ha perdido las raíces y él está amenazado por la disociación. (...) Pero la frecuencia con que aparecen el cuadrado y el círculo no debe desdeñarse. (...) esas formas aparecen, a veces, como si fuesen gérmenes de un nuevo crecimiento".

Para Jüng el mandala es una forma arquetípica, de ahí que aparezca en diferentes culturas lejanas entre sí. Al mismo tiempo considera que la comprensión del arquetipo resulta curativa, con lo cual viene a ser lo mismo que meditar largamente sobre la imagen fijando la atención en ella, tal y como proponen las culturas orientales. Al parecer los mandalas más impresionantes son los que surgen directamente de la imaginación sin que haya un pensamiento o propósito preconcebido. Se utilizan para restablecer el orden perdido con anterioridad y especialmente con un propósito creador, dar a la luz algo nuevo que no existía antes; ambos propósitos se complementan.

viernes, 17 de abril de 2009

El lenguaje sagrado de los símbolos


El lenguaje sagrado de los símbolos es absolutamente universal apareciendo ya en los albores de nuestra civilización. En todas las culturas los símbolos aparecen como una referencia, un camino , una guía para los que saben observarlos con la mirada interior; otras veces nos dan a conocer una manera de ver el mundo en todas sus dimensiones por parte de otras culturas, donde curiosamente coinciden en muchas de estas manifestaciones simbólicas. Cuando observamos una catedral gótica o los capiteles de un templo románico, ¿podemos conocer sus secretos?, ¿sabemos interpretarlos?. Este idioma existe y es común a todas las culturas y creencias; desde un templo budista hasta una iglesia cristiana, desde un grabada maya hasta una escultura hindú, estos símbolos existen y tiene su razón de ser. Lo símbolos son verdaderas imágenes arquetípicas del conocimiento humano.

Carl Gustav Jung nos dice,"el símbolo es la designación o fórmula posible de la situación factual relativamente desconocida, pero cuya presencia se conoce o de exige; el símbolo es todo fenómeno psicológico". El símbolo es un producto de la integralidad del ser humano, interviniendo en su formación todas las funciones psíquicas. Es una comunicación lo inconsciente y lo consciente. El símbolo, por tanto, se alimenta de los dos aspectos del psiquismo -lo inconsciente y lo consciente- lo que podríamos ver ejemplificado en la antigua imagen del Ouroboros (la serpiente o el dragón que se alimenta de sí mismo, de su cola).

El origen de Símbolo proviene del latín symbŏlum, y a vez éste del griego σύμβoλoν; el símbolo es la forma de exteriorizar un pensamiento o idea, incluso abstracta, así como el signo o medio de expresión al que se atribuye un significado convencional y en cuya génesis se encuentra la semejanza, real o imaginada, con lo significado. Afirmaba Aristóteles que no se piensa sin imágenes, y simbólica es la ciencia, constituyendo ambas las más evidentes manifestaciones de la inteligencia. El símbolo va más allá de la propia representación uniéndonos a nuestra más profunda conciencia, haciéndonos entender las verdades más ocultas.

Su geometría básica son el cuadrado, el triángulo y el círculo, formando combinaciones entre ellos. Están inevitablemente unidos a los sucesos que se producen en la naturaleza y que en las culturas antiguas no tenían una explicación clara: el agua, el fuego, el sol, la luna, las estrellas, los árboles...Estas figuras adquieren un carácter mágico en los cultos y rituales desde las más primitivas culturas. A veces forman parte del deseo de protección ante el temor del hombre por fenómenos naturales incomprensibles; otras veces sirven como amuletos de buena suerte. Pero el significado del símbolo evoluciona a medida que el hombre racionaliza e investiga más profundamente sobre los hechos que acontecen a su alrededor; desde las civilizaciones antiguas, la Edad Media, el Renacimiento y la Época de las Luces, en la que se ensalza a la razón utilizando símbolos masónicos cuyo origen procede de los antiguos constructores de catedrales. Aunque podemos también decir que son los mismos símbolos sólo que el hombre le adjudica un significado distinto o adecuado a la época que le ha tocado vivir, y en ese caso se puede afirmar que el símbolo es adaptable a nuestros propios interés.

Muchos símbolos y figuras simples sugieren una relación entre la escritura primitiva basada en dibujos; puede que hubiera un núcleo difusor original desde donde irradió a otras zonas del orbe produciéndose esas semejanzas en las representaciones simbólicas en culturas tan alejadas y dispares de nuestro mundo. Mircea Eliade explicaba que el símbolo revela ciertos aspectos de la realidad más profunda desafiando todo tipo de conocimiento.

SÍMBOLOS Y SIGNIFICADOS

EL SOL

El simbolismo del sol es múltiple: luz y calor en primer lugar. El sol es como una gran luz que alumbra. Este es el nombre que se le da en la tradición sacerdotal a la creación del sol. En las lenguas semíticas de una misma raíz (ur) se derivan tanto los vocablos que significan "luz" como los que significan "fuego". El sol es luz,fuego, y una gran candela. El sol es el dador de luz porque cada vez que aparece en el horizonte vence a las tinieblas. En muchas culturas se han impresionado siempre por el hecho de que sol muere cada día y revive cada mañana. El hombre cada noche se introduce en el sueño, imagen de la muerte, para después iniciar un nuevo día con más energía revitalizada por es luminaria. El sol es la imagen de la estabilidad, fuente de vida. En el antiguo Egipto el sol era la fuente de vida desarrollándose una bella literatura sobre este astro en el período del faraón hereje Akenatón la fuente de la vida, y en Heliópolis tuvo un significado importante como mito cosmogónico "el sol tuvo al cielo como madre y a la tierra como padre; el dios viento fue quien en la Creación separó tierra y cielo".

Para muchos pueblos el propio sol es una epifanía de la divinidad; inmortal como Dios ya que resucita cada mañana; la muerte del sol por la tarde tiene un significad ancestral el la imaginación popular ya que el sol recorre la noche el reino de los muertos siendo guía de las almas en la regiones infernales y volver a llevarlas al sía siguiente, con la mañana, a la luz. En el culto pagano el sol vence en el solsticio de invierno a la oscuridad llegando en su máximo apogeo en el solsticio de verano, culto que fue utilizado por el cristianismo explicando la venida muerte y resurrección de Cristo o Krishna en la mitología hindú.

Platón ve en el sol la imagen del bien, de hecho, desde tiempos antiguos las culturas utilizaron las categoría de luna-tinieblas en sentido moral, por eso el sol es la luz de los hombres, fuente de vida y calor. sus rayos benefactores representan las influencias celestes o espirituales que son dadas a la tierra. También el conocimiento intelectivo como se ha podido apreciar en la época de la Ilustración , donde aparecía como símbolo de la luz que ilumina la razón y por tanto amplia el conocimiento ayudando a que el hombre progrese; es "El Tiempo de las Luces de la Razón".

LA LUNA

Representa el poder femenino, la Diosa Madre que protege; también tiene otros significados, el lado oscuro e invisible de la naturaleza; el aspecto espiritual de la luz en la oscuridad y el conocimiento interior, irracional, intuitivo y subjetivo; se convierte en la mediadora entre el cielo y tierra. La luna está relacionada con el huevo del mundo, la matriz y el arca. Su metal es la plata por color y pureza; se asocia a la fantasía, la imaginación y el misterio dentro de la oscuridad de la nicho.

Se la representa con la media luna "una barco de luz en océano de la noche"; las fases de nacimiento, crecimiento y muerte de la luna simbolizan la inmortalidad y la eternidad; la iluminación. La luna es la totalidad, la plenitud, fuerza y poder espiritual. El cuarto menguante es el funeral, la luna menguante significa el aspecto siniestro y demoníaco y la luna llena es la luz, el crecimiento y la regeneración. El mito de la luna nueva es el tiempo donde no está visible correspondiendo a la muerte.

Islámica: Representa la medida del tiempo. La media luna representa la divinidad y la soberanía. Es el símbolo del Islam y una muestra clara es su representación en las banderas de todos los países islámicos.

Africana: El tiempo y la muerte. Pero en algunas tribus la asocian con los arboles, y en otras significa una deidad masculina.

Amerindia: “La anciana que nunca muere” y “La doncella del agua”. Se relaciona con la palmera y el maíz en Sudamérica y en Norteamérica con un árbol. La luna llena se asemeja con la luz del Gran espíritu, y en algunas tribus representa un poder maligno.

Budista: Paz, serenidad, belleza. La luna llena y la nueva indican tiempos de fortaleza del poder espiritual. También es símbolo de unidad o del yo.

China: La esencia del principio femenino de la naturaleza, lo pasivo y transitorio pero también la inmortalidad.

Cristiana: La luna es la morada del arcángel Gabriel, la seguridad u pureza.

Egipcia: “La hacedora de la eternidad y la creadora de la duración eterna”. La media luna principalmente es la Reina del Cielo.

Esquimal: La luna es quien envía la nieve.

Hindú: La media luna representa al recién nacido impaciente por crecer.

Japonesa: La luna es de carácter masculino.

Maorí: La luna es el dios padre

Oceánica: La luna es masculina y simboliza la eterna juventud.

Sumerio-semita: El dios masculino de la sabiduría y el medidor del tiempo.

Taoísta: La luna es la verdad absoluta y el ser sobrenatural.

Teutónica: La luna es el poder divino masculino.

Alquímica: La luna o la plata son los efectos purificados.

Astrológica: El alma animal; donde reside la sensibilidad, el impulso y la vida sexual. Representa el comportamiento.

Chamanística: Contiene poderes mágicos.

Para el hombre antiguo la Luna era símbolo de la verdadera esencia femenina, en contraste con la esencia del hombre, de carácter solar. En los diferentes mitos y cosmogonías se muestra claramente el sentimiento que tenían hombres y mujeres hacia el "Principio Femenino", Principio que controla al mismo tiempo la vida física y psicológica más profunda de la mujer.

EL LABERINTO

El laberinto es uno de los más ancestrales y enigmáticos símbolos, presente en todas las civilizaciones. Representación del hombre, del mundo, de la vida y de la muerte es, ante todo, un camino de iniciación. En la mitología griega, en la leyenda del minotauro, el laberinto es el obstáculo que Teseo debe superar para derrotar al minotauro. Por otra parte, el empleo de laberintos en jardines se inició en el Renacimiento. Su forma crea confusión e intimidad necesarias para los enamorados. Podría decirse que el laberinto, representa el viaje de la oscuridad a la luz, o de la sabiduría secreta que se descubre tras superar una prueba.

El Laberinto es el símbolo del Alma; entrar a un Laberinto es ingresar a un rito casi tan antiguo como la misma raza humana. El alma se expresa en imágenes, ritmos y metáforas y el Laberinto, como imagen arquetípica, es una manifestación visible de todos ellos. Ha sido usado como vía de peregrinación y como herramienta universal de meditación por diversas tradiciones espirituales. Este Laberinto es una réplica reducida del Laberinto de la Catedral de Chartres, construido alrededor del año 1220 en Francia. Mandala cosmológico y calendario de base lunar, tiene su fundamento en la geometría sagrada, ese antiguo arte que otorga serenidad y equilibrio a las emociones y la mente.

El círculo es universalmente reconocido como símbolo de totalidad y unidad ; la espiral, de transformación y crecimiento. El Laberinto de Chartres es un circuito de once vueltas y de una sola vía que conduce siempre hacia el centro, sin caminos falsos ni riesgo de perderse, y retorna hacia la salida. El camino hacia adentro facilita la limpieza y aquietamiento de la mente ; el espacio central es un lugar de meditación y contemplación para permanecer receptivos a las bendiciones del silencio; el camino hacia afuera, conduce a la integración de la creatividad y el poder amoroso del alma en el mundo. Si se recorre con la mente y el corazón abiertos, el mandala se convierte en un espejo que responde a las preguntas acerca de quiénes somos y dónde estamos en nuestra vida. Al compartir la peregrinación con otros exploradores de la conciencia, nuestra existencia individual se ilumina con el sabor de lo universal y eterno.

LA ESVASTICA

La esvástica (sánscrito:svastika) es una cruz cuyos brazos están doblados en ángulo recto, bien hacia la derecha, bien hacia la izquierda. Los budistas casi siempre emplean la forma levógira. A principios del siglo XX el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán adoptó la cruz esvástica como emblema y, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich desconociendo prácticamente su uso pre-nazi.

Otros nombres: Cruz gamada (en heráldica) ya que cada brazo se asemeja a una letra griega gamma mayúscula (Γ); esvástica proviene el idioma Sánscrito (hablado antiguamente en la India), concretamente la palabra “Swasti” que significa bienestar; Manji, en Japonés tiene el significado de “diez mil dioses”, aunque también se toma por el número 10.000 que significa todos los seres.

Hinduismo
La esvástica se encuentra por todas partes en los templos de la religión hindú, así como en símbolos, altares, escenas e iconografía en India y Nepal, tanto en el pasado como en nuestros días. En el hinduismo, los dos símbolos representan las dos formas del Brahman (el concepto impersonal de Dios). En sentido de las agujas del reloj representa la evolución del universo (pravritti), representada por el dios creador Brahmâ, mientras que en sentido antihorario representa la involución del universo (nivritti), representada por el dios destructor Shiva. También se puede ver de qué manera apunta hacia los cuatro puntos cardinales, simbolizando así estabilidad. Su empleo como símbolo solar puede verse en la representación de Surya, dios del Sol para los hindúes. Viene usándose como señal de buena suerte. También se concibe como un símbolo de poder. Hasta hoy se utiliza en los yantras y en motivos religiosos hindúes. Puede apreciarse en los muros de los templos por todo el subcontinente indio. También puede encontrarse en las notas que acompañan los regalos personales y en el encabezado de las cartas. La esvástica se tiene por un símbolo sagrado y de buen auspicio entre los hindúes. Se usa normalmente en la decoración de todo tipo de elementos relacionados con la cultura hindú. El dios Ganesha está asociado con el símbolo de la esvástica. Su uso está ampliamente extendido en la India y Nepal.

Budismo
En el budismo la esvástica se usa en posición horizontal (a diferencia de la esvástica nazi, que aparece rotada 45 grados en la bandera del Reich). Al menos desde la Dinastía Liao forma parte de la escritura china (en pinyin: wan4), simbolizando el carácter (wan4) quiere decir "todo", y "eternidad", y como que apenas se usa.) Las esvásticas (girando a derecha o a izquierda) aparecen sobre el pecho de algunas estatuas de Buda. Debido a la asociación de la esvástica dextrógira con el nazismo, las esvásticas budistas son casi todas levógiras desde mediados del siglo XX. Este tipo de esvástica puede hallarse a menudo en los envases o envoltorios de comida china para indicar que tales productos son vegetarianos y pueden ser consumidos por budistas estrictos. Esta misma marca se encuentra en los cuellos de ropa usada por niños chinos para protegerlos de malos espíritus. La esvástica también significa los 4 elementos que son: fuego, agua, viento y tierra.

Cristianismo
Aunque algunas iglesias cristianas románicas y góticas contienen cierta decoración de esvásticas, reminiscencias de motivos romanos anteriores, ya que los cristianos la usaban para disimular una cruz y así evitar la persecución.

Judaísmo
El suelo de la sinagoga de Engedi, construido durante la Judea romana, se decoró con un mosaico de esvásticas.

Otras partes de Asia
En el Japón la esvástica es un antiguo símbolo religioso que recibe el nombre de manji. Como tal, aparece con cierta frecuencia en productos japoneses exportados a Occidente, como historietas y productos derivados de ellas. Debido a su parecido con la esvástica nazi, las cartas tuvieron que alterarse en sus traducciones para países occidentales. En los mapas callejeros de las ciudades japonesas, el icono de una esvástica Levogira indica un templo budista.

Religión ancestral protoindoeuropea

La esvástica o rueda solar a menudo representaba al sol y su poder. Se ha relacionado con la cruz solar (un símbolo parecido a la cruz celta pero con los brazos de igual longitud) y asimismo existieron combinaciones de ambos. En la mitología germánica, la esvástica también representa poder e iluminación, de ahí que se asociase a los dioses del trueno como Thor (la esvástica era el símbolo de Mjolnir, el martillo de Thor), en la mitología nórdica, y Taranis, en la mitología celta. En Irlanda, una rueda solar semejante se conoce como cruz de Brigit y se usa para alejar el mal.

LA RUEDA

Por su propia naturaleza, todo punto central tiene una periferia, ya que ésta presenta un eje al que consideramos fijo, y una periferia circular (la rueda propiamente dicha) que está en movimiento y que es sostenida por dicho centro.

La rueda ha sido tomada desde antiguo como un símbolo que evoca lo dinámico y mutable, los ciclos, la recurrencia, siempre en torno a un centro generador, que en el Ishaapanishad se define como “el Unico inmóvil” (verso 4). Estos conceptos de lo cíclico y de mutabilidad son fundamentales en la doctrina taoísta, la cual les asigna validez universal (macrocósmica) y humana (microcósmica). Nada de lo que existe es estable, fijo, y la única constante es el cambio permanente; todo aparece como un fluir incesante de cosas, seres, situaciones, y toda valoración es relativa.

El símbolo de la rueda la expresión del movimiento y la multiplicidad, también lo es de la inmovilidad original y de la síntesis. Es, asimismo, la expresión simbólica de la expansión y la concentración. De la energía centrífuga, que parte del centro a la periferia, y de la energía centrípeta, que retorna a su centro, eje o fuente para volver a extenderse una vez más, siguiendo una ley universal a la que obedecen las mareas de los mares (flujo y reflujo) y la tierra (condensación, dilatación). Así como la diástole y la sístole, la aspiración y la expiración del hombre o del universo, es decir, tanto de lo microscósmico.

EL TRIANGULO

El triángulo es la figura geométrica que como símbolo, corresponde al número "Tres" y éste, simbólicamente refiere a Dios, al ser el orden espiritual en el macro y micro cosmos. Del Todo nace el Uno (en geometría sagrada: el punto), éste produce el Dos: la dualidad (en geometría sagrada: la línea), y del Dos surge el Tres: vuelta a una totalidad en otra escala y expresión de la primera manifestación Divina (en geometría sagrada: el triángulo). Así es que el triángulo en la tradición judaica es símbolo de Dios o de su "Ojo Divino" y en la cristina de la "Trinidad", es decir de los tres aspectos fundamentales en que Dios se manifiesta: Padre, Hijo y Espíritu Santo o Luz, Amor y Voluntad (y las infinitas expresiones que según las religiones, sistemas simbólicos, filosofías o mitologías podemos encontrar de ella). Tres, entonces, es el número simbólico de la idea de Dios y de su primera forma de revelación; y el triángulo, la figura simbólica de esa Energía Espiritual (Unidad y Armonía). El tres es la manifestación expresada en un plano superior. Su más alta significación aparece como emblema de la Trinidad. Según su vértice esté para abajo o para arriba significa cosas distintas. Con el vértice hacia arriba sería la materia en el plano de la energía, simboliza el fuego y el impulso ascendente de todo hacia la unidad superior. Con el pico hacia abajo, sería la manifestación de la energía en la materia y simboliza al agua la Espiritualidad que desciende de la tierra y se manifiesta en el mundo humano, dado que esta posición es "reflejo" del triángulo orientado hacia arriba (naturaleza Divina y naturaleza Humana). El triángulo hacia abajo se transforma en símbolo femenino, contrario al derecho que representa lo masculino. Y también en el símbolo del Elemento Agua y el Plano Emocional. Hacia abajo entonces, es gestación y manifestación

LA FLOR DE LOTO

La flor del loto es uno de los más antiguos y profundos símbolos de nuestro planeta.

La flor del loto crece en el fango y se alza sobre la superficie para florecer con remarcable belleza. A la noche la flor se cierra y se hunde bajo el agua, cuando al amanecer se alza y vuelve a abrirse. Sin haber sido tocada por la impureza, el loto simboliza la pureza del corazón y de la mente. La flor del loto representa longevidad, salud, honor y buena fortuna

El símbolo de la Flor del Loto Egipcia era denominado "Sesen" en la lengua egipcia. En la mitología egipcia es un símbolo del sol, de la creación y del renacimiento.

En el Lejano Oriente, la flor del loto es vista como un símbolo de revelación espiritual. El loto tiene sus raíces en el fango, mas al crecer hacia arriba aspirando llegar a la luz; sus pétalos se abren convirtiéndose en una Hermosa flor. Om Mani Padme Hum, el mantra sagrado de los tibetanos significa "Se aclama a la Joya en el Loto”.

La alternativa Cristiana del loto es el lirio blanco, relacionado a María como reina de los cielos, y que significa tanto fertilidad como pureza. Tradicionalmente, el Arcángel Gabriel lleva a la Virgen María el lirio de la Anunciación. “benditos son los puros de corazón”, Dice Jesús, “pues ellos verán a Dios”. Las enseñanzas del Maestro de la Galilea y las de los más importantes yoghis de la India han sido confeccionadas con la misma tela de auto-realización.

La flor del loto de la India simboliza divinidad, fertilidad, riqueza, conocimiento e ilustración. Esta asociada con la diosa de la abundancia, Maha Lakshmi, quien provee prosperidad, pureza y generosidad. Ella se sienta sobre una flor de loto en plana flor, simbolizando pureza, belleza y todo lo que es bueno.