lunes, 20 de abril de 2009

ONEGIN


San Petersburgo, Rusia, 1820. Evgney Onegin (Ralph Fiennes) es uno de los solteros mas codiciados de San Petersburgo a pesar de su infame cinismo en todo lo relativo al corazón. Tras haber despilfarrado todo su dinero, se siente aliviado al enterarse del inminente fallecimiento de su tío rico cuyas propiedades heredará y abandona la ciudad.


En al casa de campo de su tío, Onegin es un sofisticado urbanita fuera de lugar. Este nuevo terrateniente no siente ningún aprecio por el campo ni por las costumbres campesinas y sus ideas radicales sobre el arrendamiento de tierras a los siervos son recibidas con cierta hostilidad. Solo pero no solitario, Onegin conoce a su vecino Vladimir Lensky (Toby Stephens) y entre los dos surge una cálida amistad. Lensky convence a Onegin para que lo acompañe a visitar la mansión Larin para presentar al objeto de su pasión, su prometida Olga Larina (Lena Headey). A pesar de su natural escepticismo, Onegin se siente encantado con la joven pareja. También le presentan a la hermana mayor de Olga, Tatiana (Liv Tyler), una belleza espiritual cuya costumbre de pedir libros en préstamo a la biblioteca de Onegin siempre le había intrigado.


Onegin y Lensky pasan cada vez más tiempo juntos pero su amistad se ve en peligro por el estilo directo de Onegin que Lensky interpreta como arrogancia. Cuando Onegin califica a Olga de "provinciana", Lensky se siente herido y se abre un abismo entre ambos. Ahora le ha llegado a Onegin el turno de sorprederse cuando recibe una cándida y apasionada declaración de amor de Tatiana. En una fiesta celebrada poco después en la mansión Larin, se le ve obligado a confesarle que no le corresponde. Esclavo de su propio cinismo e incapaz de reconocer cualquier rastro romántico en su alma, Onegin no puede responder a sus insinuaciones y rechazar su amor.


Onegin regresa a la fiesta y sale a bailar con Olga. Achispada y flirteante, Olga disfruta de la elegancia de su estilo al bailar y de la calidez de sus atenciones, sin darse cuenta del efecto de su comportamiento sobre su prometido. Cuando Lensky le reprocha sus acciones, Onegin, fríamente y desdeñosamente tacha a Olga de estúpida y veleta. El insulto es más de lo que Lensky puede soportar. Reta a Onegin a un duelo. Al no querer causar más daño a su amigo, Onegin hubiese preferido no aceptar, pero prevalece el código de honor de Lensky. Los dos amigos se enfrentan al amanecer. lensky dispara y falla. El tiro de Onegin es mortal. Abatido por la pena, acuna a su amigo muerto entre sus brazos. Tras dar la triste noticia a su hermana, Tatiana, marcha en búsqueda de Onegin, pero este se ha marchado.


Seis años más tarde, Onegin regresa a San Petersburgo. Asiste a un baile en el palacio de su primo, el Príncipe Nikitin (Martin Donovan), donde se encuentra con una figura solitaria, apartada de la alegría y del bullicio de la multitud. De repente, ve una cara familiar, la de Tatiana. Cuando se dirige a hablar con ella, Nikitin se la presenta como su nueva esposa. Tatiana se siente turbada por la reaparición de Onegin y por la elocuente y apasionada carta de amor que recibe de este tras el baile. Aunque su matrimonio está lleno de cariño y ternura, Onegin sigue siendo el gran amor de su vida. Cuando este la visita y la declara su amor fuera de toda lógica, Tatiana se ve obligada a tomar la decisión más difícil de su vida.


Eugenio Oneguin, novela en verso , es una de las obras fundamentales de Pushkin y una de las novelas rusas más relevantes del siglo XIX. El personaje de Oneguin encierra una dualidad en la concepción del mundo. Aunque hostil al 'gran mundo', Oneguin está a la vez inscrito e inmerso en él.

Uno de los momentos más impactantes a nivel emocional- sin olvidarnos de la escena del duelo de absoluto romanticismo trágico -, es el reencuentro entre los dos protagonistas después de varios años. En ese encuentro afloran los sentimiento más profundos y Onegui se da cuenta de lo que ha perdido; él es un decadente al que le ha podido la pereza para amar, con lo que todo eso significa. Su lucidez sentimental se despierta tardíamente, y por eso le queda un único camino, vagar solitario por las frías e invernales calles de San Peterburgo, ciudad maravillosa que simboliza el estado de ánimo de su alma errante.     

TATYANA : Why you have come here? 
ONEGIN: I have to see you. Forgive me. 
TATYANA: I would like you to leave. 
ONEGIN: I cannot... I cannot... 

TATYANA: Why... why do you pursue me like this? 
ONEGIN: Because I love you. I love you. 
TATYANA: What do you think you see? A moment of tryumph? A brief scandal? 
ONEGIN: No!... 
TATYANA: Why this change? Why has this sudden sight of me shocked you into this? 
ONEGIN: Because I... I don't know. But seeing you again... I ... I have seen myself. 
TATYANA: You... you are mistaken in what you say and in how you see me. I listened to you six years ago and I... I feel that you acted honorably, I... I do not accuse you... 

ONEGIN: Please... Tatyana... hear me... please 
TATYANA: Why? 
ONEGIN: Hear me... 
TATYANA: Why? Because I'm noble now? Am I noble enough for you now? Evgeny, you should know that this, all this, this life, my life, my life is empty and hollow and I would happily exchange all that you see around me for the life that I had. 

ONEGIN: Tell me that you feel nothing. 
TATYANA: My husband is asleep upstairs! 
ONEGIN: Tell me that you love me. 
TATYANA: I loved you once, a long time ago... 
ONEGIN: There... you haven't forgotten... 
TATYANA: No... 
ONEGIN: Tatyana I beg you... be with me 
TATYANA: You.. you told me once that my heart would heal, so will yours Evgeny 

ONEGIN: And has it healed? 
TATYANA: God it hurts... (crying) 
ONEGIN: Has it healed?... I don't think so... 
TATYANA: It hurts... 
ONEGIN: Why does it hurts? Why?... Tell me... tell me why does it hurts!! 
TATYANA: Because you are too late!! Yes, you are too late Evgeny... 

ONEGIN: Save me... save me... 
TATYANA: I cannot save you... 
ONEGIN: You have to save me (kneeled down) 
TATYANA: I cannot 
ONEGIN: Tell me that you love me. Please, tell me. Lie to me. Tell me that you love me. 
TATYANA: I love you, I do. I love you... I'm another's man wife, do you understand? And I have given him my word and I will be faithful to him... I will... You must go... yes, you must go, you must leave me, please...please... I cannot see you again, you can never come back, never come back here... please... I'm sorry... I'm sorry...




EL PACIENTE INGLÉS


Impenetrable, ilegible, infilmable... Muchas fueron las expresiones negativas en la prensa cuando se supo que un proyecto independiente abordaba la adaptación al cine de la poética y bellísima novela El paciente inglés, de Michael Ondaatje, avalada con el Premio Booker de 1992 y publicada en España por Plaza & Janés en 1995.

Pero su arrojado director y adaptador, el británico Anthony Minghella, ha abandonado el complejo prisma de temas, emplazamientos y personajes de la novela, para crear vigorosamente su propia narrativa.

Minghella es el autor de los guiones de sus dos primeras películas, "Madly, Truly, Deeply" inédita en nuestras pantallas; y la deliciosa "Un marido para mi mujer" estrenada sin pena ni gloria hace un año.

¿Cómo puedo hacer esta novela mía?, se debió plantear Minghella, al contrario que el común de los adaptadores que se suelen interrogar ¿cómo puedo ser fiel a este libro? El director se tomó tres años para escribir el guión. Un trabajo que hace justicia al libro, filtrado a través de su propia sensibilidad.

El resultado es una película deslumbrante, como las de antes, que arranca con el vuelo rasante de una avioneta sobre las dunas del desierto en el norte de Africa. A bordo, un joven hombre desesperado y una bellísima mujer muerta. Atacado por las baterías alemanas, el avión es derribado y su piloto casi perece carbonizado.

Entregada la brasa humana a las fuerzas aliadas en Italia, Hana, una enfermera franco-canadiense se hace cargo de lo que queda del misterioso paciente inglés. Retirados a un monasterio de la Toscana, junto a un ladrón morfinómano y un desactivador de minas hindú, la mujer lee al paciente un libro de Herodoto, hallado en la avioneta, que va despertando la fragmentada memoria del agonizante en sus recuerdos hacia atrás, 1939 y El Cairo de la preguerra.

Allí, como miembro de la delegación de la Real Sociedad Geográfica de Londres, el conde húngaro Laszlo de Almàsy y su equipo están encargados de realizar exploraciones con fines cartográficos. La llegada del matrimonio Clifton y el comienzo de una pasión adúltera da lugar a una historia de amores imposibles y lealtades traicionadas.

Uno de sus triunfos es el reparto, comandado por los actores más bellos del Planeta Hollywood, los británicos Ralph Fiennes y Kristin Scott-Thomas junto a la francesa Juliette Binoche.

El paciente inglés es una película que resuena en el espectador mucho después de abandonar la sala de cine. Una absoluta obra maestra.