lunes, 29 de agosto de 2011

Andrei Rublev (1966)


La catarsis de Andrei Rublev

La vida del pintor ruso Andrei Rublev, famoso por sus iconos, le sirve a Tarkovsky para hacer un retrato de la vida social, política y artística en Rusia a principios del siglo XV. Película en la que se estudia un período caracterizado por la invasión de los mongoles y de los tártaros y por la creciente influencia del Cristianismo; una Rusia medieval filmada de manera realista por este gran director (los rostros de los individuos, su ambientación naturalista, recuerdan al pintor realista ruso Iliá Yefímovich Repin que en el siglo XIX ilustró la "Eterna y Santa Rusia"). Tarkovsky creó una película en el que el cristianismo es la esencia de la identidad histórica rusa durante un periodo oscuro y cambiante pero que con el tiempo se convertirá en el Imperio Zarista. Y en este contexto histórico, Andrei Rublev inicia un viaje iniciático desde que sale de su monasterio (resguardo vital) para conocer la realidad (los hombres y sus miserias humanas, la debilidad de las tentaciones, los rituales paganos frente a la religiosidad cristiana ortodoxa, el lado oscuro y malévolo del hombre). Andrei Rublev también es débil llegando a un conocimiento elevado a través de su viaje interior, doloroso, de introspección existencial. Pero resurgirá como un ave cenit desde la culpa y la fragilidad humana para transformarse por medio de su arte en algo más trascendente. Para Tarkosky religión, filosofía, arte son los pilares sobre los que descansa el mundo, y fueron inventados por el hombre para condensar la idea de infinito.

Película que invita a la reflexión sobre nosotros, el hombre contemporáneo, sobre el arte y su esencia y su lugar o función en la sociedad, sobre el significado de la existencia y de la fe, sobre valores humanos y el temor a perderlos. Buscar respuesta a los interrogante del hombre en el tiempo que le toca vivir.



FARAÓN (1966)

PODER CIVIL Vs. PODER RELIGIOSO

La lucha entre poderes, el enfrentamiento entre el poder civil y el poder religioso, es el tema principal de esta excelente película, y Jerzy Kawalerowicz nos sumerge de lleno en la historia del Antiguo Egipto con un realismo muy superior a las películas que se habían rodado en el cine americano durante aquellos años.

Pero el trasfondo político es evidente. Ambientada en el Antiguo Egipto pero tratando temas contemporáneos, sobre todo de su país, Polonia. Después de la II Guerra Mundial y de la ocupación alemana, Polonia cayó bajo la férula comunista de los soviéticos. Se rompió la aspiraciones políticas de democracia y libertad del sufrido pueblo polaco. La Iglesia lograría mantener el equilibrio necesario entre el poder y la población para que no se produjeran enfrentamientos.

Y la película plantea un claro de debate sobre el Estado y la sociedad: un Estado justo (socialmente) y fuerte (militarmente) para evitar peligros externos. ¿Y el clero? ¿cuál es su papel en ese Estado?. A Kawalerowicz le interesa el drama del poder. Recordemos los hechos que sucedían en Polonia en los años 60: el enfrentamiento entre el gobierno comunista polaco y la iglesia católica representada por el cardenal Wyszinski; la supresión de algunas fiestas católicas y la promulgación de una ley sobre el control de natalidad, etc...
También se evidencia el conflicto entre dos generaciones con visiones distinta pero con la necesidad de defender su país: la más joven absolutamente idealismo, y la adulta más realista y con más temor al futuro.

Claramente Kawalerowiciz se sirve de la novela de Boleslaw Prus para exponer esta dicotomía política utilizando su capacidad analítica y su visión cinematográfica de manera excepcional.
Hay que apuntar que algunos sucesos narrados en el film no son históricos: Ramsés XIII no existió. Asiria no era una gran potencia en aquella época. Los banqueros fenicios, judíos y griegos no tuvieron la importancia se les atribuye en la película.

Aun así, la ambientación tan realista de Egipto nunca se había visto antes en otras películas históricas:el vestuario, los livianos tejidos, las mujeres desnudas con sus pelucas, las escenas del desierto y las estancias de los templos y palacios, son un estudio arqueológico de un Egipto fascinante.

Arqueología histórica pero también un retrato de poder en nuestros días. A fin de cuentas muy pocas cosas han cambiado a lo largo de la historia: el poder y sus conflictos.