domingo, 6 de julio de 2008

El tiro con arco: un arte sagrado. Arte del Poder Interno o Nei Kung

1. El Arco

Elástico y explosivo al final, debe transmitir la tensión de sus fibras intimas al corazón del arquero, y éste solo logrará la comunicación si sabe hablar con él y lo considera como hermano de batalla.


2. Las flechas

Preferentemente de madera, pues parece ser (aunque no tengo explicación posible) que responden mejor a los dictados del foco de nuestra atención, otros metales o fibras sintéticas son mejores para apuntar con mira, pero la madera se deja dirigir mejor por la mente.


3. El carcaj

Solo debe contener las flechas y situarse en posición cómoda.


4. El guante y la protección del antebrazo.

En el período de comienzo, o si la practica no es muy asidua como para permitir que el cuerpo desarrolle callosidades, es muy recomendable en uso de protectores.


5. El armado del arco, o cuando este cobra vida.

Luego de un tiempo de familiarizarse con el arco propio se puede percibir como permanece este en un estado de letargo o ensueño cuando su cuerda no esta colocada. Y al momento de armarlo, cuando sus aspas se curvan se llena de vida y canta, al tensar y soltar levemente la cuerda, con un sonido grave y vibrante.


6. La postura del arquero, la vista penetrante.

Este solo practica para ejercitar su conciencia, para relacionarse con su realidad, que es conocimiento de si mismo. El debe sentirse uno con el blanco, por mas lejano o poco visible que esté, se lo tiene fijo en el centro de la conciencia y se lo ve aquí delante de los ojos. La frente en alto, los pies bien afirmados, las rodillas algo flexionadas, la columna que se prolonga por debajo hacia el centro de la tierra y por arriba hacia el cielo.


7. La colocación de la flecha en la cuerda, o la clarividencia.

En este momento comienza la antiquísima ceremonia de poner la flecha en la posición de ser lanzada. Este acto marca el comienzo de un estado de concentración que culminará cuando la flecha sea detenida por el blanco. Es el instante de verlo todo, aquí uno mismo sabe si acertará o errará, esto responde a un sentido que se va desarrollando a través de la practica.


8. La sujeción del arco, o firmeza de carácter.

Al levantar el arco, en la mano izquierda, en dirección del blanco y fijar la vista en él, la disposición y actitud del arquero se evidenciará en la punta de las aspas que marcaran símbolos en el aire, formas pendulares, circulares o erráticas. Se debe tener aquí un animo sereno pero resuelto, que este dispuesto a enfrentarlo todo, así y no de otra manera se fijara el arco en la posición de tensado, un error aquí, que pude ser tan solo un pequeño desvío, hará perder el blanco y a sí mismo.


9. El mágico acto de tensar sin tensión.

Al llevar la cuerda hacia atrás no es el brazo el que arrastra a los dedos que están enganchados, sino que el movimiento proviene de expandir el pecho y juntar los omoplatos en la espalda. Y mas aun, esta posición es forzada por un caudal de energía que entra por los pies y va llenando el eterofísico de abajo hacia arriba de modo que los miembros, a través de las articulaciones, adoptan unas posiciones acordes con este fluir energético. Así se tensiona un arco sin que los músculos intervengan mas que con una adecuada tonicidad.


10. El perseverante acto de sostener.

Esta es una posición de espera. La imagen de la montaña es la mas propia. La cuerda esta tensa, la flecha quiere escapar y el arquero espera el momento. Si durante el tensado la inspiración llenaba abdomen y pecho, aquí se sostiene el aire, no se piensa ni se mira, el tiempo se detiene y se espera a percibir el momento que esta en la naturaleza y debe descubrir.


11. La captación del momento en el que todo fluye.

Es aprender a ser como el mar, la bandada o la estrella, actúan por mandato superior, que es percepción del momento propicio para esperar o para lanzarse. Solo se acierta cuando se apunta a sí mismo, de modo de ser el que acierta y el que es acertado. La flecha recorrerá el camino que va desde el centro de uno mismo al centro de uno mismo.


12. El difícil arte de saber dejar partir... la flecha.

Aquí los dedos se relajan, el brazo sale despedido hacia atrás. El aliento que se escapa con dificultad, como frenado por los dientes, acompaña a la flecha que se aleja del arco y del arquero. Lo mas difícil, luego de percibir el momento de soltarla, es dejar partir la flecha, ella se resbala de los dedos y ahora esta en manos del destino que le hemos forjado. Aunque esto parezca muy metafórico, es realmente así, se siente que un trozo de si mismo se aleja rumbo a su blanco, y entonces se manifiesta el temor de no haber hecho todo correctamente para que ella acierte. Es entonces cuando la mente tiene que estar fija "allá y acá" en el objetivo, y permitir que la flecha se lance hacia el destino que le hemos fijado, siguiendo con la vista su camino como quien observa una hoja que cae o el sendero de unas hormigas, sabiendo que recorrerá el trayecto que la naturaleza ya marcó.

Esto se repite desde hace incontable tiempo. El arco siempre acompañó al hombre a lo largo de toda su historia. A veces con fines bélicos, para cazar, o como en la actualidad en la que para muchos es un pasatiempo y para pocos en un medio de autosuperación. Pero como sea este ritual de lanzar flechas hacia un blanco tiene connotaciones mágicas y genera reminiscencias de todos los tiempos pasados. Nos comunica con un mundo mítico de héroes y dioses, y nos da la oportunidad de ser protagonistas de ese fantástico mundo que existe en la medida que nos atrevamos a vivirlo. El arco es solo un medio, un puente, hacia una fuente que nos refresca y de donde podemos extraer parte de esa firme y aguerrida serenidad interior necesaria para poder dar en el centro del corazón de este gran monstruo de indiferencia y ateísmo que vive en nuestro siglo.

Kyūdō (弓道:きゅうどう)

Literalmente significa "camino del arco" en el arte japonés de la arquería. Es un arte marcial japonés (gendai budō); no debe confundirse con el Yabusame, que es el tiro con arco a caballo, ni con el Kyu jitsu, que es únicamente la técnica del tiro. Se estima que existen aproximadamente medio millón de practicantes del kyūdō; es practicado por hombres y mujeres de todas las edades. El kyūdō es un deporte curioso en el sentido en el que una persona puede dominar el arte a los 90 o incluso los 100 años de edad.

En su forma más pura, el kyūdō es practicado como un arte y busca el desarrollo moral y espiritual del individuo. Muchos arqueros lo ven como deporte, pero la meta que los mas devotos practicantes se esperan en alcanzar es "seisha seichu", "tiro correcto es golpe correcto". En el kyūdō, lo deseado es la acción única de expansión ("nobiai") que resulta en un tiro liberado naturalmente. Cuando el espíritu y el balance del tiro son correctos, el resultado es que la flecha llega al blanco. Abandonarse a si mismo completamente en el tiro es el objetivo espiritual. En este respecto, muchos practicantes creen que la competitividad, la examinación y cualquier oportunidad que coloque al arquero en esta situación es importante; por el contrario, hay otros que evitan las competencias y examinaciones de cualquier clase.

La Senda Infinita


Itaca te ha regalado un hermoso viaje,

recórrelo con paciencia,

no tengas prisa por llegar al final
"K.Kavafis"

El punto de partida debe ser siempre uno mismo. Somos hombres creados por dioses. Se debe ser modesto, condescendiente, dedicado y moderado. No juzgar ni ser intolerante. Procurar vivir la vida ordinaria de una manera extraordinaria.

Según Alejandro Jodorowsky:

Fracasar no existe, en cada fracaso, cambiamos de camino.
Para llegar a lo que eres, debes de ir por donde no eres.
Llegar a ser lo que uno es, es la más grande felicidad.
Una prohibición: Te prohíben ser lo que eres.
Una falta de consciencia: Cuando no te das cuenta de lo que eres.
Una falta de belleza: cuando pierdes la belleza enfermas
.

Importantes premisas las cuales son muy útiles para nuestro Viaje; la delgada línea que divide lo que fue a lo que vendrá.