Su padre Yefim era un militar y colono que se dedicaba al cultivo de la tierra, pero estando permanentemente obligado al deber militar. Repin comienza a tener contacto con la pintura como aprendiz a la edad de trece años en el taller de un artista local dedicado a los iconos llamado Bunakov. Igualmente comienza a estudiar la técnica del retrato. En 1866 se trasladó a San Petersburgo e ingresó en la Academia Imperial de las Artes.
Con su primera obra maestra, "La resurrección de la hija de Jairo", ganó la medalla de oro de un concurso de la Academia, y con ello una beca para estudiar en Francia y en Italia. Así es como Repin vivió en París, donde recibió la influencia de la pintura impresionista, que tuvo importantes consecuencias sobre su forma de usar la luz y el color. Sin embargo, su estilo continuó siendo más afín al de los maestros de la vieja escuela, especialmente Rembrandt, y nunca llegó a convertirse en un impresionista. A lo largo de su carrera retrató a la gente común, tanto ucraniana como rusa, aunque en sus últimos años también representó en sus obras a miembros de la elite del Imperio Ruso, la intelligentsia, la aristocracia y al propio Emperador Nicolás II.
Poco antes del asesinato del Emperador Alejandro II en 1881, empezó a pintar una serie de cuadros relacionados con el movimiento revolucionario ruso: "Negativa a confesarse", "Arresto de un propagandista", "El encuentro de los revolucionarios" y "No lo esperaban", siendo ésta última su obra maestra sobre este tema. En ella se representa la sorpresa de los miembros de una familia ante la llegada al hogar de un exiliado político.
Su obra "Procesión de Pascua" en la provincia de Kursk es con frecuencia considerada un arquetipo del estilo nacional ruso, mostrando diversas clases sociales y las tensiones entre ellas, dentro del contexto de la práctica de una tradición religiosa y unidas en un avance lento pero continuo.
En 1885 Repin terminó una de sus pinturas de mayor intensidad psicológica: "Iván el Terrible y su hijo". Este óleo muestra a un horrorizado Iván que abraza a su hijo agonizante, a quien acaba de golpear y herir mortalmente en un acceso de furia. La mirada de espanto de Iván se halla en profundo contraste con la expresión de serenidad de su hijo.
Una de las pinturas más complejas de Repin, "Los cosacos Zaporogos" le escriben una carta al Sultán de Turquía, ocupó al artista durante muchos años, y es en gran medida fruto de una concienzuda investigación llevada a cabo conjuntamente con el historiador Dmytro Yavornitski, que incluyó numerosos viajes a la región de los cosacos zaporogos. Repin concibió esta obra como un estudio en clave de humor, pero también pensaba que recogía los ideales de la libertad, la igualdad y la fraternidad; en pocas palabras, el republicanismo de los cosacos ucranianos. Comenzó este cuadro en 1880 y no lo completó hasta 1891. Irónicamente fue adquirido de forma inmediata por el Emperador, quien pagó por él treinta y cinco mil rublos (una cantidad desorbitada en aquella época). Otra versión de este cuadro, realizada entre los años 1889 y 1896, se conserva en el Museo de Bellas Artes de Járkov. Además Repin pintó dos esbozos al óleo para este cuadro: uno de ellos, se encuentra en la Galería Tretiakov y el otro está en el museo nacional de arte de Bielorrusia, en Minsk.
En su madurez Repin retrató a muchos de sus más ilustres compatriotas, incluyendo al novelista León Tolstói, el científico Dimitri Mendeléyev, el jurista y político Konstantín Pobedonóstsev, el filántropo y mecenas Pável Tretiakov, los compositores Modest Músorgski, Aleksandr Glazunov, Mijaíl Glinka y Antón Rubinstein y el poeta y pintor ucraniano Tarás Shevchenko.
Falleció en 1930, en Los Penates (Kuokkala, Finlandia - actualmente Repino, provincia de Leningrado-). Sus restos están enterrados en el jardín de la casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario