viernes, 24 de octubre de 2008

Nikolái Gumiliov

Nikolái Stepánovich Gumiliov (En ruso: Николай Степанович Гумилёв, 1886-1921), poeta ruso. Figura central del movimiento acmeístajunto a poetas como Anna Ajmátova (con quien estuvo casado) y Ósip Mandelshtam. Su poesía conserva siempre un aroma adolescente, por su pasión por el viaje y el exotismo y por su frecuente tono fatalista. Muy popular en vida, ejerció un influjo muy intenso sobre los poetas jóvenes. Fue fusilado en 1921. Durante el régimen soviético su poesía fue prohibida.

Nació en Kronstadt, cerca de San Petersburgo; hijo del médico naval Stepán Yakovlevich Gumiliov (1836-1920) y de Anna Ivanovna Lvova (1854-1942). Cursó estudios en el liceo de Tsárskoye Seló, del que era director el poeta simbolista Innokenti Ánnenski (1855-1909).

Al acabar el bachillerato en el liceo de Tsarskoe Selo, marchó a París y estudió en la Sorbonne. A partir de 1902 empezó a publicar poesía. En 1905 apareció su primer libro, la colección Путь конквистадоров (El camino de los conquistadores). Durante su estancia en París editó la revista literaria Sirius, de la que salieron tres números.

A partir de 1907 realizó diversos viajes por Italia, Francia y África. Fascinado por el continente africano, Gumiliov viajó allí periódicamente. En Africa participó en safaris y obtiene diversos objetos de artesanía para el Museo de Antropología y Etnografía de San Petersburgo. Inspirándose en estas vivencias escribió su segundo libro de poemas: Романтические цветы (Flores románticas), que apareció en 1908.

De retorno a Rusia, colaboró con el periódico artístico аполлон (Apollon). En 1909 protagonizó un extraño incidente: un duelo fallido con otro colaborador de la revista, el gran poeta Maksimilián Voloshin (1877-1932), a raíz de la correspondencia amorosa que mantuvo Gumiliov con la poeta espúrea Cherubina de Gabriak (seguramente pseudónimo de Elisaveta Dmitrieva).

En 1910 frecuenta las celebraciones literarias del poeta simbolista Viacheslav Ivánov (1866-1949), a las que acudía también la joven poetaAnna Ajmátova (Anna Adreyevna Gorenko, 1889-1966), con quien Gumiliov contrajo matrimonio (25 de abril de 1910). Ese mismo año publica el poemario Жемчуга (Las perlas).

En 1911, en reacción contra el aura de misticismo que envuelve la poesía de los simolistas fundó, en compañía del poeta Sergéi Gorodetski (1884-1967), una asociación llamada Цех поэтов (Gremio de Poetas); el Gremio propugnaba que la poesía es, sobre todo, una labor técnica, en el mismo sentido que la arquitectura: hacer un poema es como construir una catedral. Junto con otros integrantes del Gremio, como Anna Ajmátova y Ósip Mandelshtam (1891-1938), Gumiliov proclamó el acmeísmo, un nuevo movimiento poético que propugna una poesía de imágenes claras y con un lenguaje moderno y abierto a lo cotidiano. De acuerdo con los postulados del Gremio de Poetas, cualquier persona puede llegar a hacer poemas siempre que siga las directrices técnicas de los maestros. Numerosos jóvenes se sintieron atraídos por esta escuela, que frecuentaron, más o menos formalmente, poetas como Georgi Ivánov (1894-1958) oVladímir Nabókov (1899-1977). En esta época Gumiliov escribe también artículos teóricos, y publica traducciones de poetas franceses contemporáneos y algunas traducciones de poemas suyos al francés. En 1912 ve la luz un noevo poemario de Gumiliov, Чужое небо (El cielo ajeno), ese mismo año nace el hijo de Gumiliov y Ajmátova, Lev (años más tarde, el encarcelamiento de Lev Gumiliov dio lugar al famoso ciclo de poemas Requiem, de Anna Ajmatova).

Al estallar la Primera Guerra Mundial, N. Gumiliov se enroló en un cuerpo de élite de la caballería del ejército ruso; fue condecorado por su valor con dos cruces de san Jorge (24 de diciembre de 1914 y 5 de enero de 1915).

Durante la revolución, Gumiliov sirvió en el cuerpo expedicionario ruso en París. A pesar de las advertencias, en 1918 volvió a Petrogrado. Tras el triunfo soviético, Gumiliov nunca disimuló su antipatía por los comunistas y por los escritores sin talento que se beneficiaban de su colaboración con el nuevo régimen. En esta época, Gumiliov participó en la fundación del Sindicato de Escritores de Rusia.

En estos últimos años de su vida, Gumiliov maduró artísticamente; los poemas que corresponden a este período se recogen en los libros Колчан (El carcaj), en 1918 Костeр (La hoguera) y en 1921 Шатeр (Tienda de campaña) y Огненный столп (Columna de fuego). El 3 de Agosto de 1921 N. Gumiliov fue detenido por la Cheka de Petrogrado en relación con lo que se llamó la Conspiración de Tagantsev (complot monárquico probablemente totalmente inventado por la propia Cheka). El 24 de Agosto se decretó el fusilamiento de los 61 involucrados en la conspiración. Las circunstancias del fusilamiento y de la prisión de Gumiliov han permanecido oscuras; tras la desclasificación de algunos archivos del KGB, van dándose a conocer algunas de estas circunstancias.


DUDA

Estoy solo en esta tarde silenciosa

Y sólo pienso en ti, en ti.

Tomo un libro y te descubro en cada página

Vago en ti ebrio y perturbado.

Me dejo caer sobre la cama

La almohada me quema...no, no puedo dormir, sólo esperar.

Inseguro, me acerco a la ventana.

Contemplo la luna y la humeante pradera.

En un rincón del huerto me dijiste "sí"

Y ese "sí" me ha acompañado toda la vida.

De pronto caigo en cuenta

Que siempre fuiste indómita.

Que ese "sí", ese estremecimiento tuyo allá en el huerto,

Esos besos fueron tan sólo un delirio en la primavera y el sueño.

EL FOLLAJE DEL SAUCE ENNEGRECIÓ...

El follaje del sauce ennegreció,

Los grajos se erizaron suavemente,

En el valle del cielo azul-azul

Las nubes pastaron como ovejas.

Y tú, con timidez en la mirada,

Me dijiste: "Estoy enamorada",

Alrededor la hierba se parecía

Al mar después del mediodía.

Yo acaricié el mensaje del verano,

La sombra de la hierba en tus mejillas,

La perfumada fiesta de la luz

Sobre tus bronceados rizos.

Entonces me pareciste tan deseada

Como un país fantástico,

Un territorio promisorio

En vino, entusiasmos y canciones.


EL SEXTO SENTIDO

Maravilloso tener vino enamorado,

Y pan amoroso en el horno para nosotros,

Y una mujer, extenuada, a quien

Le ha sido dado deleitarnos.

Qué podemos hacer con esta aurora rosada

Que cobija los cielos helados,

Donde reina el silencio y el sosiego celeste,

¿Qué podemos hacer con tantos versos ineludibles?

Ni comer, ni beber, ni besar.

El instante vuela incontenible,

Y aunque nos esforcemos

Estamos condenados a pasar sin detenernos.

Somos como el niño que olvidando sus juegos

Espía, a veces el baño de las muchachas

Y sin saber nada acerca del amor

Se atormenta con tantos deseos misteriosos.

Como otrora en los bosques tupidos

Criaturas huidizas, bramando de impotencia,

Presentían sobre sus hombros

Las alas que aún no salían.

De igual manera, siglo tras siglo,

Bajo el escalpelo de la naturaleza y el arte,

grita nuestro espíritu, desfallece la carne,

Originando el órgano del sexto sentido.


EL TELÉFONO

Una voz femenina en el teléfono

Se escucha inesperada y audaz.

Cuánta dulce armonía hay

En esa voz sin cuerpo

La Suerte en su transcurrir benévolo

No siempre pasa de largo:

El sonido del laúd del serafín

Es como tu voz en el teléfono.

ELLA

Yo conozco una mujer: el silencio,

El cansancio amargo de las palabras,

Vive en el centelleo furtivo

De sus pupilas dilatadas.

Su alma ansiosa está abierta

A la música metálica del verso.

Ante la vida lejana y placentera

Es sorda y altiva.

Sus pasos son extraños,

Lentos e inaudibles,

No se puede decir que sea bella

Pero en ella encuentro mi felicidad.

Cuando necesito fortaleza

Valiente y orgulloso la busco

Para aprender de su tierna sabiduría

Con todo delirio y languidez.

Ella es luz en las horas inciertas

Sostén cuando todo parece perdido

y sus sueños exactos son como sombras

Sobre la arena ardiente del paraíso.

LA LLUVIA

A través de los vidrios en la lluvia

El mundo se antoja abigarrado;

Al mirarlo poblado de colores

Todo en él me pertenece.

El verde se vuelve siniestro

Como si se hubiera sulfatado

Un matorral de rosas rojas

En él se ha dibujado.

Las gotas caen mesuradas en los charcos

y musitan sus propias canciones

Como cuando cantan las mujeres

Con voz apresurada por las tardes.

¡Gloria al cielo que anuncian las lluvias!

En este río de la primavera

Se mezclan en el agua turbia

Los peces y los troncos silvestres.

En las honduras vanas de los molinos mágicos

Se escucha el relincho de potros frenéticos

Y el alma, el más aciago de todos los cautivos,

Se torna libre y vuela.


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